Muere Michaela Mabinty DePrince, bailarina que conmocionó a Beyonce

La familia de Michaela Mabinty manifestó su dolor a través de su hermana, Mia DePrince.

Michaela Mabinty DePrince / Especial
Estados Unidos /

Michaela Mabinty DePrince, una de las figuras más destacadas e inspiradoras del ballet contemporáneo, ha fallecido a los 29 años. La noticia fue divulgada a través de un comunicado en su cuenta de Instagram, aunque aún no se ha dado a conocer la causa de su muerte. El texto menciona que su vida estuvo llena de "gracia, propósito y fortaleza", y expresa el deseo de que descanse "en poder".

La familia de Michaela, profundamente afectada por su fallecimiento repentino, ha manifestado su dolor a través de su hermana Mia DePrince, quien comentó: “Estoy verdaderamente en estado de shock y profunda tristeza. Mi hermosa hermana ya no está con nosotros”.

Nacida en Sierra Leona con el nombre de Mabinty Bangura, DePrince pasó por un orfanato tras perder a sus padres en la guerra civil. Durante su estancia allí, sufrió maltratos y discriminación por tener vitiligo, una condición que la diferenciaba. “Nos clasificaban con números, y el número 27 era el menos querido. Ese era yo, por lo que recibía menos comida, menos ropa y de todo”, recordó en una entrevista.

A los cuatro años fue adoptada por una familia estadounidense, iniciando así su camino hacia el ballet, inspirado por la imagen de una bailarina en una revista. Aunque enfrentó desafíos, incluidos prejuicios raciales, su perseverancia la llevó a la Rock School for Dance Education y, posteriormente, a destacar en compañías reconocidas.

Cuando tenía 17 años, su aparición en el documental First Position le abrió las puertas para unirse al Ballet Nacional Holandés y luego al Boston Ballet. En 2016, Michaela apareció en Lemonade, el proyecto visual de Beyoncé, donde se presentó como una figura que encarna fuerza y belleza, bailando con un antiguo tutú y tocado que resaltan su elegancia y talento.

Su participación en Lemonade permitió que personas ajenas al mundo del ballet descubrieran su talento, ayudando a difundir su mensaje sobre la inclusión y diversidad en el ballet. “Lo que intento es llenar el campo de más amapolas entre los narcisos”, solía decir.

Además de su carrera como bailarina, Michaela DePrince soñaba con abrir una escuela de danza en Sierra Leona para ofrecer a otros niños la oportunidad de encontrar en el arte un camino, como lo hizo ella misma. “Puede cambiarte como persona. Bailar me ayudó a compartir mis emociones, a sentirme especial y no la niña del demonio”, comentó.

La familia ha solicitado que, en lugar de flores, se hagan donaciones a War Child, una organización que protege a los niños en zonas de conflicto y que contaba con el apoyo entusiasta de Michaela. “Este trabajo significaba el mundo para ella, y sus donaciones ayudarán directamente a otros niños que crecen en entornos de conflicto armado”, han expresado.

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