El líder de la oposición en Canadá, el conservador Pierre Poiliévre, aventaja con 20 puntos la intención de voto contra el Partido Liberal del todavía ministro Justin Trudeau y se ha dicho a favor de dejar fuera a México del acuerdo comercial de América del Norte (T-MEC), bajo un argumento que ganó popularidad: Canadá first (Canadá primero).
Cuando fue cuestionado sobre si dejaría a México fuera de una negociación con el presidente electo Donald Trump, Poiliévre respondió que sólo le preocupa Canadá y, por ende, la relación comercial que su país mantiene con Estados Unidos, país responsable del 60 por ciento de su comercio.
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“Sólo me preocupa Canadá, quiero poner a nuestro país primero. Estados Unidos es responsable del 60 por ciento de nuestro comercio. Tenemos más comercio con Estados Unidos que con el resto del mundo combinado. Haré lo que sea necesario para preservar y proteger esa relación por encima de las otras”.
Aunque el político liberal se ha mostrado liberal en su posicionamiento sobre los migrantes y está casado con una ciudadana morena nacida en Venezuela, sus ideas políticas parecen coincidir con las del Trump y, en cambio, serían distantes a las de Claudia Sheinbaum, presidenta de México.
Por ahora, en Canadá, la principal preocupación es la amenaza de Trump de imponerle un arancel de 25 por ciento a sus productos, misma que llegó casi junto a la renuncia de Justin Trudeau como ministro. Ahora, los canadienses se preguntan qué figura puede liderarlos en este contexto complejo.
Hasta el momento, las encuestas favorecen a quien es considerado la versión canadiense de Trump: el presidente del Partido Conservador, Pierre Poilièvre.
Renuncia de Trudeau le dio un empujón al “Trump canadiense”
El anuncio de la renuncia de Trudeau al gobierno de Canadá se dilató, pero reventó en diciembre, cuando visitó a Donald Trump en su residencia en Florida, donde recibió el desprecio del estadunidense, quien lo trató como a cualquier otro invitado y lo llamó “gobernador”, en vez de primer ministro.
Esta situación fue considerada la gota que colmó la paciencia del primer ministro canadiense y de sus compañeros de partido.
Esto fue aprovechado por Poliévre, pues criticó la postura de Trudeau, que calificó como tibia, y propuso confrontar la agenda de Trump (America first) con la de Canada first.
“El presidente Trump ayer hizo una amenaza injustificada de aplicar aranceles del 25 por ciento a nuestra economía ya débil y en contracción. Necesitamos un plan. Un plan que ponga a Canadá en primer lugar en materia de economía y seguridad” (para lo que no le parecería mal, ha dicho, excluir a México del tratado comercial norteamericano)”, dijo Poliévre en una conferencia de prensa el 26 de noviembre, después de que Trump se burló de la falta de preparación de Trudeau.
El mensaje es claro: para enfrentar a Trump, Canadá necesita otro Trump.
Poliévre trae ventaja para ser el próximo primer ministro de Canadá
El nerviosismo por el regreso de Trump a la Casa Blanca llegó al mismo tiempo en el que Trudeau ya estaba 19 puntos abajo de Poliévre en las encuestas, en diciembre. La forma en la que el primer ministro enfrentó el reto provocó la protesta pública y renuncia de una de sus principales aliadas, la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland.
En general, la forma en la que Trudeau manejó el asunto, incluyendo su visita a Trump en Florida, causó la una desaprobación generalizada. Inclusive, el propio partido del ministro le exigió su renuncia, que finalmente concedió a pesar de que había declarado que se mantendría en el cargo hasta enfrentar a su rival conservador en las elecciones de este año.
Los observadores detallaron que el Partido Liberal carece de figuras de peso. Esto es culpa del propio Trudeau, quien desde hace 11 años limpió el partido de críticos y creó una élite de dirigentes subordinados que sólo saben decirle que sí, sin permitir que emergiera un posible sustituto.
Sin embargo, el que se perfila como el posible sustituto de Trudeau es un tecnócrata poco conocido por el electorado: Mark Carney, ex gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, quien ni siquiera es miembro del Parlamento (tradicionalmente, todos los primeros ministros lo son) y nunca ha hecho campañas políticas o participado en comicios.
Esta crisis al interior del Partido Liberal le aumentaron la ventaja a Poliévre. En las encuestas de enero subió cinco puntos, llegando a 24 (44.2 por ciento del Partido Conservador contra 20.1 del Liberal).
La tendencia podría acentuarse conforme se acercan las elecciones, que podrían adelantarse hasta, inclusive, marzo.
Poiliévre, un político casi idéntico a Trump
“Abrasivo” y “cortante”, crítico de los medios de comunicación y de las élites, dado a humillar y descalificar a sus adversarios, todo como Donald Trump, Poiliévre se presenta como un "conservador de toda la vida, defensor del libre mercado".
Promete llevar adelante "la mayor ofensiva contra el crimen en la historia", denuncia que el gobierno de Trudeau es "radical" de izquierda, denuncia las causas progresistas como "wokismo" y promete medidas de reducción del gobierno y desregulación extrema para favorecer los negocios: "Vamos a recortar la burocracia, recortar los consultores, recortar la ayuda al extranjero".
Niega que el calentamiento del clima sea resultado de la acción humana, por lo que no cree que deban tomarse medidas para moderarlo. Está a favor de la explotación de combustibles fósiles, aunque pongan en peligro ambientes vulnerables. Es antivacunas y escéptico de la covid, y aplaude la especulación financiera como la que se realiza con las criptomonedas.
No obstante, tiene una diferencia fundamental con Trump: este hombre de 45 años, originario de Calgary –ciudad en la provincia de Alberta, ubicada en el corazón del medio oeste del país que se enriquece con un boom petrolero– es 33 años más joven que Trump y no ve en los inmigrantes una amenaza, sino una ventaja. Su esposa Anaida, con la que tiene un hijo, es una mujer de tez morena nacida en Venezuela.
Aunque es abierto simpatizante de Trump, su postura es la de que la manera de enfrentar su llegada a la Presidencia de Estados Unidos es coincidir con él en cuantas políticas sea posible, y combatirlo con la dureza que sea necesaria, incluso llegando a la guerra comercial, que podría tener a México como víctima.
KT