LA PAZ. — Con el avance del reloj, la inquietud crecía entre los bolivianos. A pocas horas del cierre de casillas, el conteo de votos transcurría con lentitud mientras los electores se mantenían alertas para conocer al ganador de los comicios presidenciales del domingo, tras una jornada electoral tranquila y con alta participación que contrastó con la tensión que antecedió a la crucial votación.
Uno de los primeros en reaccionar fue el expresidente Evo Morales, quien desde su exilio en Bueno Aires escribió en Twitter que le resultaba “extraño y preocupante” el retraso de las encuestadoras privadas no oficiales.
Ante la demora, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, dijo por la noche que “fue una elección compleja en una coyuntura delicada en la que conviene apuntalar la certeza de los resultados”, por lo que llamó a políticos y ciudadanos a esperar resultados “con paciencia”.
Romero había dicho previamente que el resultado final podría conocerse entre tres y cinco días después de los comicios, pero el domingo en la noche no dio un plazo. La ley contempla siete días.
A falta de resultados oficiales, los bolivianos se mantenían pegados las pantallas de televisión para conocer resultados de encuestas de salida no oficiales. Sin embargo, éstas también estaban demoradas, lo que aumentaba el nerviosismo.
El lento avance del cómputo oficial —que apenas superaba el 1 por ciento de las actas computadas— obligó a retrasar la divulgación de encuestas en boca de urna no oficiales de encuestadoras privadas y cadenas de televisión.
Una norma obliga a difundir esas proyecciones según el avance del cómputo oficial. Más de tres horas después del cierre de mesas solo estaba el cómputo de los bolivianos que residen en otros países.
Por la noche, ante la incertidumbre, los analistas se mostraban cautos.
“Hay ansiedad y susceptibilidad en los políticos y en la población por los conflictos del año pasado”, explicó a The Associated Press la profesora de Sociología María Teresa Zegada.
Las elecciones fueron reñidas y “cualquier resultado puede darse” entre Arce y Mesa, “incluso con un ganador en primera vuelta. Lo importante es que todos acepten el resultado” porque “la gente se agotó de la confrontación política”, comentó poco antes la exdiputada y analista Jimena Costa a radio Panamericana.
Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS) el partido de Morales, llegó como favorito frente al expresidente centrista Carlos Mesa, segundo las encuestas. Si esos resultados fueran confirmados por el cómputo oficial, podría haber segunda vuelta el 28 de noviembre.
El empresario y exlíder cívico de derecha, Luis Fernando Camacho —de la organización CREEMOS y a quien los sondeos ubican tercero— podría resultar clave en una eventual disputa entre Arce y Mesa en el caso que ninguno gane en primera vuelta y que tengan que ir a un balotaje, como pronostican las encuestas.
Tanto Morales como Arce dijeron que respetarán los resultados.
“Desconocer los resultados es el escenario menos deseable porque podría recrudecer la violencia y ya hemos agotado nuestra opción de un gobierno de transición”, según Zegada.
Una interrupción del conteo rápido en las anuladas elecciones del año pasado provocó sospechas de fraude y atizó un estallido social con 36 muertos que obligó a renunciar a Morales cuando buscaba un cuarto mandato consecutivo.
Para estos comicios el TSE retiró un sistema de conteo rápido a pocas horas de iniciar la votación para evitar confusión y optó por el conteo oficial.
Los bolivianos arribaron a los comicios en medio de un clima polarizado tras la anulación de las elecciones del año pasado por denuncias de fraude, que provocaron un estallido social que dejó 36 muertos y forzó la renuncia de Morales tras 14 años en el poder. La pandemia agravó la polarización y el país vivió una campaña tensa.
“La gente se volcó a las urnas porque quieren de una vez descongestionar esta crisis política”, dijo Franklin Pareja, profesor de ciencia política de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, horas antes a radio Panamericana.
En estos comicios, Morales se juega su futuro político a pesar de no ser candidato. Los analistas opinaron que su partido corre el riesgo de perder la hegemonía política que tuvo durante más de una década.
En contra de todos los pronósticos, la jornada transcurrió tranquila y pacífica, según destacaron autoridades y observadores internacionales. Los votantes soportaron la lluvia, el sol y largas filas para sufragar en una votación lenta debido a protocolos que obligó la pandemia.
“Todos esperamos que con estas elecciones haya un gobierno y venga la paz para los bolivianos”, dijo Judy Baldiviezo, una funcionaria pública de 58 años.
“La gente tiene un espíritu cívico admirable y eso es valioso en un país que ha tenido que repetir su proceso electoral”, destacó Francisco Guerrero, de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En un mensaje al país tras el cierre de los centros de votación, la presidenta interina Jeanine Áñez agradeció a los bolivianos “por la jornada tranquila” y pidió “paciencia para esperar los resultados sin generar violencia”.
Para ganar en primera vuelta es necesario que el puntero obtenga el 50 por ciento más uno de los votos o un mínimo de 40 por ciento de los sufragios y al menos una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado.
De ser necesario, la segunda vuelta se realizaría el 28 de noviembre. También se renovará la totalidad de la Asamblea Legislativa de 136 miembros para cinco años.
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LA PAZ. — Con el avance del reloj, la inquietud crecía entre los bolivianos. A pocas horas del cierre de casillas, el conteo de votos transcurría con lentitud mientras los electores se mantenían alertas para conocer al ganador de los comicios presidenciales del domingo, tras una jornada electoral tranquila y con alta participación que contrastó con la tensión que antecedió a la crucial votación.
Uno de los primeros en reaccionar fue el expresidente Evo Morales, quien desde su exilio en Bueno Aires escribió en Twitter que le resultaba “extraño y preocupante” el retraso de las encuestadoras privadas no oficiales.
Ante la demora, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Salvador Romero, dijo por la noche que “fue una elección compleja en una coyuntura delicada en la que conviene apuntalar la certeza de los resultados”, por lo que llamó a políticos y ciudadanos a esperar resultados “con paciencia”.
Romero había dicho previamente que el resultado final podría conocerse entre tres y cinco días después de los comicios, pero el domingo en la noche no dio un plazo. La ley contempla siete días.
A falta de resultados oficiales, los bolivianos se mantenían pegados las pantallas de televisión para conocer resultados de encuestas de salida no oficiales. Sin embargo, éstas también estaban demoradas, lo que aumentaba el nerviosismo.
El lento avance del cómputo oficial —que apenas superaba el 1 por ciento de las actas computadas— obligó a retrasar la divulgación de encuestas en boca de urna no oficiales de encuestadoras privadas y cadenas de televisión.
Una norma obliga a difundir esas proyecciones según el avance del cómputo oficial. Más de tres horas después del cierre de mesas solo estaba el cómputo de los bolivianos que residen en otros países.
Por la noche, ante la incertidumbre, los analistas se mostraban cautos.
“Hay ansiedad y susceptibilidad en los políticos y en la población por los conflictos del año pasado”, explicó a The Associated Press la profesora de Sociología María Teresa Zegada.
Las elecciones fueron reñidas y “cualquier resultado puede darse” entre Arce y Mesa, “incluso con un ganador en primera vuelta. Lo importante es que todos acepten el resultado” porque “la gente se agotó de la confrontación política”, comentó poco antes la exdiputada y analista Jimena Costa a radio Panamericana.
Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS) el partido de Morales, llegó como favorito frente al expresidente centrista Carlos Mesa, segundo las encuestas. Si esos resultados fueran confirmados por el cómputo oficial, podría haber segunda vuelta el 28 de noviembre.
El empresario y exlíder cívico de derecha, Luis Fernando Camacho —de la organización CREEMOS y a quien los sondeos ubican tercero— podría resultar clave en una eventual disputa entre Arce y Mesa en el caso que ninguno gane en primera vuelta y que tengan que ir a un balotaje, como pronostican las encuestas.
Tanto Morales como Arce dijeron que respetarán los resultados.
“Desconocer los resultados es el escenario menos deseable porque podría recrudecer la violencia y ya hemos agotado nuestra opción de un gobierno de transición”, según Zegada.
Una interrupción del conteo rápido en las anuladas elecciones del año pasado provocó sospechas de fraude y atizó un estallido social con 36 muertos que obligó a renunciar a Morales cuando buscaba un cuarto mandato consecutivo.
Para estos comicios el TSE retiró un sistema de conteo rápido a pocas horas de iniciar la votación para evitar confusión y optó por el conteo oficial.
Los bolivianos arribaron a los comicios en medio de un clima polarizado tras la anulación de las elecciones del año pasado por denuncias de fraude, que provocaron un estallido social que dejó 36 muertos y forzó la renuncia de Morales tras 14 años en el poder. La pandemia agravó la polarización y el país vivió una campaña tensa.
“La gente se volcó a las urnas porque quieren de una vez descongestionar esta crisis política”, dijo Franklin Pareja, profesor de ciencia política de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, horas antes a radio Panamericana.
En estos comicios, Morales se juega su futuro político a pesar de no ser candidato. Los analistas opinaron que su partido corre el riesgo de perder la hegemonía política que tuvo durante más de una década.
En contra de todos los pronósticos, la jornada transcurrió tranquila y pacífica, según destacaron autoridades y observadores internacionales. Los votantes soportaron la lluvia, el sol y largas filas para sufragar en una votación lenta debido a protocolos que obligó la pandemia.
“Todos esperamos que con estas elecciones haya un gobierno y venga la paz para los bolivianos”, dijo Judy Baldiviezo, una funcionaria pública de 58 años.
“La gente tiene un espíritu cívico admirable y eso es valioso en un país que ha tenido que repetir su proceso electoral”, destacó Francisco Guerrero, de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En un mensaje al país tras el cierre de los centros de votación, la presidenta interina Jeanine Áñez agradeció a los bolivianos “por la jornada tranquila” y pidió “paciencia para esperar los resultados sin generar violencia”.
Para ganar en primera vuelta es necesario que el puntero obtenga el 50 por ciento más uno de los votos o un mínimo de 40 por ciento de los sufragios y al menos una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato más votado.
De ser necesario, la segunda vuelta se realizaría el 28 de noviembre. También se renovará la totalidad de la Asamblea Legislativa de 136 miembros para cinco años.
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