ESPECIAL.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una encuesta global sobre las interrupciones de servicios de salud por la emergencia sanitaria por covid-19 en la cual señala que los servicios de urgencias se interrumpieron en casi una cuarta parte de los países.
Las áreas más afectadas han sido la inmunización de rutina (70 por ciento); diagnóstico y tratamiento de enfermedades no transmisibles (69), planificación familiar y anticoncepción (68), tratamiento para enfermedades mentales y trastornos de salud (61), diagnóstico y tratamiento del cáncer (55).
Los países también informaron sobre interrupciones en el diagnóstico y tratamiento de la malaria (46 por ciento), detección y tratamiento de casos de tuberculosis (42) y tratamiento antirretroviral (32).
“Los servicios de urgencias se interrumpieron en casi una cuarta parte de los países, así como las transfusiones de sangre urgentes se interrumpieron y la cirugía de emergencia”, conforme con la publicación.
En el caso de México, Judith Méndez, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), detalló que, de acuerdo con datos preliminares, en lo que va del año, ha habido 23 millones de consultas menos en el sistema de público de salud, en comparación con 2019.
“Ningún país está preparado para asegurar entornos saludables, económicamente seguros y socialmente conectados para los adultos mayores”, dijo.
La pandemia de Covid-19 ha dejado al descubierto importantes fisuras en el sistema de cuidados: “¿Cuántos de nosotros conocemos a alguien mayor, vulnerable y confinado en casa, aislado de los servicios sociales y de la interacción humana básica? ¿O un adulto mayor que vive con un cuidador que está expuesto regularmente al virus? La tarea de encontrar soluciones nuevas y asequibles para apoyar a los adultos mayores y a sus cuidadores puede haber adquirido una nueva urgencia en los últimos meses, pero no es un problema nuevo”, precisó.
En México, el Instituto Belisario Domínguez, y un estudio coordinado por Lucía Méndez, informaron que 33.7 por ciento de la población en México es dependiente, sin considerar quienes viven con alguna discapacidad y tienen entre 14 y 65 años de edad.
“Llevar a los pacientes medicamentos seguros y eficaces es un proceso largo y complejo que requiere de grandes inversiones para completar todas las fases de desarrollo. Hoy existen más de ocho mil medicamentos en desarrollo en todo el mundo y de estos, el 74 por ciento tiene el potencial de ser el primer tratamiento en su clase, lo que representa nuevos enfoques para el tratamiento de las enfermedades”.
Pero este desarrollo, que se traduce en opciones terapéuticas y de vida para millones de personas, no sería posible sin colaboración. La Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI), creada en 2007 para mejorar la eficiencia y eficacia del proceso de desarrollo de fármacos innovadores, seguros y eficaces.
Su más reciente Agenda de Investigación Estratégica está basada en cuatro ejes principales de investigación: Validación de objetivos e investigación de biomarcadores (eficacia y seguridad); adopción de paradigmas innovadores de ensayos clínicos; medicamentos innovadores y programas de adherencia adaptados al paciente.
También contempla las prioridades de salud de sus proyectos, entre las que se encuentran: resistencia antimicrobiana, diabetes, enfermedades psiquiátricas, cáncer y desarrollo de vacunas.
La IMI ha puesto en marcha diversos proyectos para abordar la emergencia de salud por Covid-19, entre ellos el proyecto ZAPI, lanzado en 2015 con el objetivo de construir una plataforma de tecnologías para facilitar respuestas rápidas a brotes de enfermedades zoonóticas, y que hoy opera en la búsqueda de tratamientos para el nuevo coronavirus.
Otras iniciativas como el proyecto ConcePTION, para el uso de medicamentos durante el embarazo y la lactancia; RADAR-CNS para capturar datos de monitoreo remoto a través de teléfonos inteligentes; y VALUE-Dx sobre diagnóstico rápido de resistencia antimicrobiana.
cog
ESPECIAL.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una encuesta global sobre las interrupciones de servicios de salud por la emergencia sanitaria por covid-19 en la cual señala que los servicios de urgencias se interrumpieron en casi una cuarta parte de los países.
Las áreas más afectadas han sido la inmunización de rutina (70 por ciento); diagnóstico y tratamiento de enfermedades no transmisibles (69), planificación familiar y anticoncepción (68), tratamiento para enfermedades mentales y trastornos de salud (61), diagnóstico y tratamiento del cáncer (55).
Los países también informaron sobre interrupciones en el diagnóstico y tratamiento de la malaria (46 por ciento), detección y tratamiento de casos de tuberculosis (42) y tratamiento antirretroviral (32).
“Los servicios de urgencias se interrumpieron en casi una cuarta parte de los países, así como las transfusiones de sangre urgentes se interrumpieron y la cirugía de emergencia”, conforme con la publicación.
En el caso de México, Judith Méndez, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), detalló que, de acuerdo con datos preliminares, en lo que va del año, ha habido 23 millones de consultas menos en el sistema de público de salud, en comparación con 2019.
“Ningún país está preparado para asegurar entornos saludables, económicamente seguros y socialmente conectados para los adultos mayores”, dijo.
La pandemia de Covid-19 ha dejado al descubierto importantes fisuras en el sistema de cuidados: “¿Cuántos de nosotros conocemos a alguien mayor, vulnerable y confinado en casa, aislado de los servicios sociales y de la interacción humana básica? ¿O un adulto mayor que vive con un cuidador que está expuesto regularmente al virus? La tarea de encontrar soluciones nuevas y asequibles para apoyar a los adultos mayores y a sus cuidadores puede haber adquirido una nueva urgencia en los últimos meses, pero no es un problema nuevo”, precisó.
En México, el Instituto Belisario Domínguez, y un estudio coordinado por Lucía Méndez, informaron que 33.7 por ciento de la población en México es dependiente, sin considerar quienes viven con alguna discapacidad y tienen entre 14 y 65 años de edad.
“Llevar a los pacientes medicamentos seguros y eficaces es un proceso largo y complejo que requiere de grandes inversiones para completar todas las fases de desarrollo. Hoy existen más de ocho mil medicamentos en desarrollo en todo el mundo y de estos, el 74 por ciento tiene el potencial de ser el primer tratamiento en su clase, lo que representa nuevos enfoques para el tratamiento de las enfermedades”.
Pero este desarrollo, que se traduce en opciones terapéuticas y de vida para millones de personas, no sería posible sin colaboración. La Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI), creada en 2007 para mejorar la eficiencia y eficacia del proceso de desarrollo de fármacos innovadores, seguros y eficaces.
Su más reciente Agenda de Investigación Estratégica está basada en cuatro ejes principales de investigación: Validación de objetivos e investigación de biomarcadores (eficacia y seguridad); adopción de paradigmas innovadores de ensayos clínicos; medicamentos innovadores y programas de adherencia adaptados al paciente.
También contempla las prioridades de salud de sus proyectos, entre las que se encuentran: resistencia antimicrobiana, diabetes, enfermedades psiquiátricas, cáncer y desarrollo de vacunas.
La IMI ha puesto en marcha diversos proyectos para abordar la emergencia de salud por Covid-19, entre ellos el proyecto ZAPI, lanzado en 2015 con el objetivo de construir una plataforma de tecnologías para facilitar respuestas rápidas a brotes de enfermedades zoonóticas, y que hoy opera en la búsqueda de tratamientos para el nuevo coronavirus.
Otras iniciativas como el proyecto ConcePTION, para el uso de medicamentos durante el embarazo y la lactancia; RADAR-CNS para capturar datos de monitoreo remoto a través de teléfonos inteligentes; y VALUE-Dx sobre diagnóstico rápido de resistencia antimicrobiana.
cog