Los dueños de una taquería del norte de California tendrán que pagar dos millones 403 mil 702 pesos por haber retenido el salario de sus empleados. El delito quedó al descubierto después de que los dueños contrataran en 2021 a un supuesto sacerdote para que sus trabajadores confesaran que habían robado sueldos y propinas, según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos.
Se trata de la taquería Garibaldi, en Sacramento, la cual estaba siendo investigada por el Departamento de Horas y Salarios cuando su dueño, Eduardo Hernández, ofreció los servicios del sacerdote a sus empleados sólo para que los trabajadores católicos del restaurante describieran la experiencia.
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“La conversión me pareció extraña y diferente a las confesiones normales”, explicó María Parra, quien trabajaba como mesera en la taquería.
En vez de confesar lo que quería, el sacerdote le dijo a María que le haría preguntas para “sacarle los pecados”, escribió una declaración jurada adjunta a una demanda del Departamento de Trabajo presentada contra el restaurante y sus dueños en 2022.
“Me preguntó si alguna vez me detuvieron por exceso de velocidad, si bebí alcohol o si había robado algo. El sacerdote tenía principalmente preguntas relacionadas con el trabajo, lo que me pareció extraño. El sacerdote me preguntó si había robado algo en el trabajo, si llegué tarde a mi empleo, si hice algo para dañar a mi empleador y si tenía alguna intención con mi empleo”, detalló Parra.
Supuestamente, la taquería retenía las propinas de sus empleados y no pagaba a tiempo y medio requerido por las horas extras trabajadas. Los dueños del restaurante también fueron acusados por el departamento de interferir con la investigación y amenazar a los trabajadores con consecuencias migratorias adversas si participaban en las indagaciones.
Los dirigentes del restaurante, Eduardo Hernández, Héctor Manuel Martínez Galindo y Alejandro Rodríguez, recibieron una orden para pagar 140 mil dólares en salarios atrasados y daños a los empleados del restaurante como parte de un acuerdo en el caso.
“Bajo juramente, un empleado de la taquería explicó cómo el restaurante le ofreció a un supuesto sacerdote que escuchara los pecados de su lugar de trabajo, mientras que otros empleados informaron que un gerente afirmó falsamente que la investigación del departamento plantearía problemas de inmigración (…) Tenían como objetivo silenciar a los trabajadores, obstruir una investigación e impedir la recuperación de salarios impagos”, dijo Marc Pilotin, procurador regional del trabajo.
AA