¿Te atreves a cruzar? Conoce la leyenda de los fantasmas de las vías del tren de San Antonio, Texas

Se dice que aparecen pequeñas huellas de manos de niños fantasmas.

Vías de un tren para representar a las de San Antonio, Texas / Pixabay
San Antonio, Texas /

Al suroeste de Texas se encuentran las vías de un ferrocarril embrujadas, cerca de la iglesia de San Juan, camino a San Antonio, entre la intersección Villamain y Shane, la cual ha sido sede de sangrientos cuentos y se ha convertido en una leyenda urbana para los habitantes de esta localidad.

La historia consiste en un trágico accidente de autobús escolar, en el que fallecieron varios estudiantes, por lo que los espíritus de los niños nunca cruzaron y se quedaron en las vías del ferrocarril hasta este momento, una leyenda que ha conmocionado a personas de todo Texas, inspirándolos a acudir a este lugar para experimentar personalmente la actividad paranormal.

El relato se remonta en la década de 1930 o 1940, la cual dice que un autobús llevaba a los estudiantes a casa desde la escuela, cuando se detuvo y el conductor se dio cuenta de que un tren iba hacia el vehículo, por lo que se apresuró para sacar a los niños, sin embargo, no hubo tiempo suficiente y el tren se impactó contra el bus, matando a 10 menores incluyendo al chofer.

Una versión más detallada señala que durante una noche en los años 30 o 40, una monja conducía un autobús escolar con niños a bordo, rumbo a Shane Road, pero al acercarse a las vías del ferrocarril, el camión se detuvo abruptamente, y la mayoría de los estudiantes estaba dormida. Cuando la conductora intentó encender nuevamente el motor, no funcionaba, y fue cuando llegó un tren aparentemente de la nada y como su faro se había quemado, no hubo advertencias.

La monja, con desesperación, giró la llave haciendo un último intento de encender el motor, justo cuando el tren se estrelló contra el autobús, cortándolo por la mitad. La conductora fue lanzada por el parabrisas pero sobrevivió, mientras que los niños murieron de inmediato.

Semanas después, la monja llena de culpa, volvió al lugar del incidente, para quitarse la vida, por lo que estacionó su coche en las vías y se sentó allí esperando a que llegara un tren. Posteriormente, cuando vio los vagones acercarse a toda velocidad, la mujer comenzó a escuchar voces familiares. Entonces su auto se movió hacia adelante como si fuese empujado para ser salvado del tren.

Incrédula, la monja salió del coche y miró a su alrededor esperando encontrar a una persona, pero no vio a nadie, y cuando regresó a su auto, se dio cuenta de que había huellas de manos del tamaño de niños en la parte trasera, fue ahí cuando se percató que los fantasmas de sus alumnos la habían salvado de morir. Por lo que la mujer abrió una escuela para huérfanos y se dedicó a dar clases hasta el día de su muerte.

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