ESPECIAL.- La vacuna contra el nuevo coronavirus desarrollada por AstraZeneca hace más que prevenir que la gente desarrolle síntomas graves: al parecer reduce la transmisión del virus y ofrece una fuerte protección durante tres meses con una sola dosis, informaron investigadores, en lo que representa un giro alentador en la campaña para poner la pandemia bajo control.
Los hallazgos preliminares de la Universidad de Oxford, codesarrolladora de la vacuna, podrían reivindicar la controversial estrategia del gobierno británico en torno a postergar la administración de la segunda dosis de la vacuna por hasta 12 semanas para que más gente pueda recibir rápidamente la primera dosis. Hasta ahora, el tiempo recomendado entre dosis ha sido de cuatro semanas.
La investigación también podría acercar a los científicos a la respuesta de una de las grandes interrogantes de la pandemia: ¿las vacunas realmente pueden frenar la propagación del coronavirus?
De momento no está claro qué implicaciones, si es que hay alguna, podrían tener los hallazgos para las otras dos vacunas que se están utilizando en Occidente: las desarrolladas por Pfizer y Moderna.
En Estados Unidos, el médico Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de la nación, rechazó la idea de postergar deliberadamente la administración de la segunda dosis, y señaló que el país “se guiará por la ciencia” y los datos obtenidos de los ensayos clínicos. Las dos dosis de la vacuna de Pfizer y la de Moderna se deben de administrar con tres y cuatro semanas de diferencia.
Sin embargo, la investigación parece ser una buena noticia en el desesperado intento de detener la propagación del virus y también muestra una manera para aliviar la escasez de las vacunas e inocular a la gente con mayor rapidez.
Los fabricantes de las tres vacunas han dicho que sus dosis probaron tener una efectividad del 70% al 95% en los ensayos clínicos para proteger a la gente de la enfermedad causada por el virus. Pero no estaba claro si las vacunas también podrían erradicar la transmisión del virus, es decir, si alguien que recibió la vacuna aún podría contraer el virus sin enfermarse y propagarlo a los demás.
Como resultado, los expertos han dicho que incluso la gente que recibió la vacuna debería seguir portando mascarillas y mantener su distancia.
Sin embargo, el estudio de Oxford encontró que la vacuna no sólo prevenía los síntomas graves de la enfermedad, sino que parecía reducir la transmisión del virus en dos terceras partes. El estudio aún no ha sido revisado por pares.
Los voluntarios del estudio fueron sometidos a las habituales pruebas con hisopos nasales. El nivel de resultados positivos en esas pruebas, desde los que tenían síntomas hasta los que no habían desarrollado alguno, fue 67% más bajo en el grupo que había sido vacunado.
“Eso tiene que tener un efecto realmente benéfico en la transmisión”, comentó Sarah Gilbert, principal investigadora de Oxford, durante una reunión de la Academia de Ciencias de Nueva York.
Los investigadores también revisaron qué tan probable es que la gente que recibió la vacuna contraiga una infección sin síntomas. En un subgrupo de voluntarios, hubo 16 casos de personas asintomáticas entre los vacunados y 31 en un grupo comparativo que no recibió la dosis.
Pfizer y Moderna también están estudiando el efecto de sus vacunas en infecciones asintomáticas.
En Estados Unidos, sólo se están administrando las vacunas de Pfizer y Moderna. Gran Bretaña está utilizando la de AstraZeneca y la de Pfizer. La desarrollada por AstraZeneca también ha sido autorizada por la Unión Europea. Pfizer no ha respaldado la decisión del gobierno británico de ampliar el tiempo entre la administración de las dosis.
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