El extremo uruguayo Brian Lozano, jugador del Atlas de Guadalajara, continúa enfrentando una larga y complicada recuperación tras la grave lesión en su rodilla sufrida en octubre del año pasado. Según información proporcionada por el periodista David Medrano, Lozano aún no ha podido regresar a las canchas y su situación médica sigue presentando serios obstáculos.
Lozano, conocido como el "Huevo", sufrió la ruptura de su rodilla durante un Clásico Tapatío contra Chivas, lo que lo ha mantenido fuera de acción por casi un año. Medrano detalló que, además de la gravedad de la lesión inicial, el uruguayo ha tenido que lidiar con diversas complicaciones a lo largo de su rehabilitación.
“La situación se ha complicado aún más debido a un cuadro infeccioso que ha afectado su rodilla, lo cual lo obliga a someterse a un tratamiento por lo menos tres meses más”, señaló Medrano. Este nuevo contratiempo pone en duda la fecha de su regreso a los terrenos de juego, ya que no hay una estimación clara de cuándo podría estar listo para competir nuevamente.
La ausencia prolongada de Lozano ha sido un golpe duro para el Atlas, club con el que el jugador uruguayo había sido clave en temporadas anteriores, incluyendo la histórica obtención del bicampeonato en la Liga MX. Sin embargo, su futuro inmediato sigue siendo incierto, y el equipo rojinegro deberá esperar pacientemente para saber si podrá contar nuevamente con uno de sus futbolistas más talentosos.
Cabe recordar que, desde que jugaba para Santos, Lozano comenzó a tener problemas físicos, luego de haber sido lesionado en una pretemporada por el canterano Adrián Lozano. Desde ahí, el charrúa ha tenido problemas con su recuperación y no ha conseguido volver a ser el futbolista que en algún momento fue para el balompié mexicano.
¿Por qué las lesiones de rodilla son tan complicadas para los futbolistas?
Las lesiones de rodilla son especialmente complicadas para los futbolistas debido a la estructura delicada y fundamental de la articulación. La rodilla soporta la mayor parte del peso corporal y está sujeta a movimientos intensos y repetitivos como giros bruscos, cambios de dirección, saltos y frenadas, lo que aumenta el riesgo de daños en ligamentos, meniscos y tendones.
Lesiones como la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) o desgarros de meniscos son comunes, y su tratamiento implica cirugías y rehabilitaciones que pueden extenderse durante meses. Además, existe un riesgo considerable de recaída, y las secuelas pueden afectar la movilidad, el rendimiento físico y la confianza del jugador a largo plazo, complicando su retorno al nivel competitivo.