Este miércoles 1 de mayo, se conmemora un acontecimiento que quedó grabado en la memoria de los aficionados del Santos Laguna: la remontada sufrida ante los Rayados del Monterrey en la final de la Liga de Campeones de la Concacaf 2012-2013. Han pasado ya 11 años desde aquel fatídico día que dejó una huella imborrable en la historia del equipo albiverde.
La final se anticipaba como un enfrentamiento de alto voltaje luego de un empate sin goles en el partido de ida, disputado en el Estadio Corona. Todo quedaba por decidirse en el Estadio Tecnológico, donde Santos se adelantó en el marcador gracias a un tanto de Darwin Quintero, tras una asistencia magistral de Oribe Peralta, a los 38 minutos de juego.
Al llegar al descanso con una ventaja de 1-0 a su favor, Santos se sentía en una posición sólida. Sin embargo, al inicio del segundo tiempo, Felipe Baloy aumentó la ventaja con un certero cabezazo en una jugada de pelota parada, llevando el marcador a 2-0 a favor de los Guerreros. Las esperanzas de Monterrey parecían desvanecerse, ya que necesitaban tres goles para dar vuelta al marcador, considerando la regla del gol de visitante.
Pero el fútbol siempre guarda sorpresas, y así lo demostró Monterrey. Aldo de Nigris descontó para los Rayados al minuto 60, desatando la tensión en el Estadio Tecnológico. A medida que el reloj avanzaba, la ansiedad aumentaba en ambas áreas.
Fue a los 84 minutos cuando Neri Cardozo empató el marcador con un potente disparo desde fuera del área, desatando el delirio entre los seguidores de Monterrey y sumiendo a los aficionados de Santos en la angustia.
La situación empeoró para Santos cuando, apenas tres minutos después, Aldo de Nigris volvió a marcar, esta vez dentro del área, dándole la vuelta al marcador y colocando a los Rayados 3-2 arriba. La remontada estaba consumada, pero Monterrey quería más.
En tiempo de reposición, Humberto Suazo sentenció el encuentro con otro gol, asegurando así la victoria y el título para Monterrey. La celebración estalló en las gradas del Estadio Tecnológico, mientras que en el lado de Santos, reinaba la desolación.
Esta remontada sigue siendo recordada como una de las más épicas y dramáticas en la historia del fútbol mexicano. Para los seguidores del Santos Laguna, representa un amargo recuerdo de una oportunidad perdida y un sueño roto: el de ganar el primer título internacional y ganar el boleto para el tan ansiado Mundial de Clubes.