La asistencia de aficionados en el Estadio Corona para el partido entre Santos Laguna y las Chivas de Guadalajara evitó ser la peor del torneo, aunque no precisamente gracias al apoyo de la afición local.
El encuentro contó con una notable presencia de seguidores del Rebaño Sagrado, cuyos colores rojo y blanco dominaron la tribuna, reflejando una triste realidad para Santos, equipo que atraviesa uno de sus peores momentos en cuanto a rendimiento, lo que ha generado un visible alejamiento de sus propios fanáticos.
En épocas pasadas, enfrentamientos contra Chivas habrían asegurado un lleno absoluto, pero hoy en día, el interés parece desvanecerse con cada jornada que pasa.
Los seguidores del conjunto albiverde llegaron sin grandes expectativas y conscientes de que el equipo no pasa por su mejor momento, pero aún guardaban una ligera esperanza de ver a los jugadores reaccionar por orgullo propio, por respeto a la camiseta y a quienes los han seguido a lo largo de la temporada.
Durante algunos tramos del partido, se observaron destellos de esfuerzo y ciertas ganas de mejorar, algo que al menos se pudo rescatar como un punto positivo en una noche llena de frustración.
Sin embargo, quedó claro que el equipo no tiene el suficiente empuje para sobreponerse, lo que provocó una gran molestia entre los aficionados santistas, quienes se encuentran cada vez más enojados y decepcionados por el rendimiento del club.
Las celebraciones de los goles de las Chivas se escucharon con fuerza, evidenciando la presencia mayoritaria de sus seguidores, quienes no dejaron pasar ninguna oportunidad para mostrar su alegría ante cada acierto de su equipo.
Asimismo, los abucheos y reacciones de descontento de la afición rojiblanca se hicieron notar cuando hubo alguna marcación en contra o una falta sobre alguno de sus jugadores.
Cada una de estas situaciones fue un golpe más para la afición de Santos, que observó impotente cómo el TSM se transformaba en terreno favorable para el equipo visitante.
Ver la otrora Casa del Dolor Ajeno convertida en un escenario donde el equipo rival domina el ambiente y marca la pauta del juego fue un triste recordatorio de los problemas que atraviesa Santos Laguna en esta temporada.
Una vez más, los aficionados albiverdes salieron del estadio cabizbajos, decepcionados y con el sabor amargo de ver a su equipo sucumbir en su propia casa, una casa que en tiempos pasados era prácticamente imbatible. La falta de respeto a su identidad y la pérdida de esa fortaleza de local han erosionado el orgullo de los seguidores.
Ahora, Santos Laguna enfrenta el desafío de cerrar el torneo de la manera más digna posible. Su próximo partido contra Querétaro representa la última oportunidad para evitar caer al último lugar de la tabla, una situación que, de concretarse, añadiría una nueva mancha a una temporada ya de por sí sombría para el club y su afición.
Los aficionados esperan que al menos en este último encuentro se muestre algo de compromiso, un destello de lo que alguna vez fue Santos Laguna, y que pueda darles un cierre menos amargo en un torneo que ha sido, en muchos sentidos, el reflejo de una crisis profunda que requiere atención inmediata.