La mañana de este lunes se llevó a cabo la tradicional apertura de las compuertas de la Presa de la Olla en Guanajuato capital. A 280 años de su existencia la tradición sigue viva entre los capitalinos.
María Ramírez iba desde pequeña cuando sus papás la llevaban y ahora ella va acompañada de sus hijos y nietos, pues aseguró que es una tradición que no se tiene que perder.
“Toda la vida fue una tradición que nuestros padres nos enseñaron a vivirla y así yo ahora con mis hijos y mis nietos, este evento es maravilloso, hermoso, porque lo de la presa es algo muy impactante”, dijo María Ramírez
Esta festividad se lleva a cabo desde que se terminó de construir la presa en el año de 1750.
Su nombre deriva del rancho “La Olla Grande”, lugar donde se mandó a construir en 1741 para hacer frente a la sequía.
Esta edición 2021 acudieron personas de diferentes municipios y los capitalinos quienes aseguraron que van cada año desde que sus padres y abuelos les inculcaron la tradición.
“Uuuy amigo, tengo muchos años de venir, yo vengo de León y a excepción de estos días, estos años que no hubo, vengo, pero siempre estamos aquí, es una tradición muy bonita de Guanajuato, es una de las tradiciones más significativas que tiene Guanajuato”, comentó el leonés Enrique Romero.
La finalidad de la construcción de la presa era limpiar las aguas y poder almacenar el agua de las lluvias que sería más fresca y más limpia.
A los alrededores del jardín se instalaron una serie de puestos donde la gente podía disfrutar diferentes alimentos durante la celebración.
“Cuando reviente la presa se ve muy bonita, sale el agua muy bonita y todo, esa festividad me gusta mucho porque mis padres me traían, principalmente, ahorita ya no viven, Diosito se los llevó, pero gracias a Dios me dejó esa tradición”, comentó la señora Martha García.
Al evento acudieron autoridades municipales como el alcalde de Guanajuato, Alejandro Navarro, aunque el gobernador Diego Sinuhe Rodríguez Vallejo no llegó a la tradicional festividad.
Un poco de historia
Antes de abrir la presa, era necesario alertar a la población para que se pusieran a salvo y evitar accidentes y con el paso de los años fue convirtiéndose en un evento atractivo incluso para los turistas pese a que es una celebración que se lleva a cabo el primer lunes del mes de julio al mediodía.
Fue desde finales del siglo XIX que, a esta reunión, se le empezaron a agregar juegos mecánicos, centros de diversión, puestos de comida entre otros, transformándose en una fiesta donde la sociedad guanajuatense convive año tras año.
Algunos lugareños recordaron que siempre para este día al igual que para las fiestas de San Juan llueve, por lo que muchos se previenen con paraguas por si cae la tempestad.
Sin embargo, derivado de la pandemia por el covid-19 ha bajado la afluencia de personas, incluso este año a diferencia de otras ediciones, personal de salud checó la temperatura a los asistentes y les regaló gel antibacterial.