Puebla. Las manos del artista poblano Bernardo Luis López Artasánchez, le dieron vida al busto de quien se convertiría en presidente de la Unión Americana: Donald Trump.
Una historia que comenzó a escribirse en 2010 en Nueva York, durante un concierto de Roger Waters, legendario de la agrupación Pink Floyd, sin saber que mientras escuchaba el tema “The Wall”, estaba a punto de conocer al hombre que construiría un muro entre México y Estados Unidos.
Durante unos minutos de conversación con el entonces empresario, acordó enviarle una escultura en resina, tiempo después la asistente de Trump le informó que el magnate compraría la pieza en bronce.
La obra fue entregada en persona en la Torre Trump de la Quinta Avenida en Nueva York. La figura tenía un peso de 60 kilos y una altura de 70 centímetros, montada sobre un pedestal de ónix extraído de Tecali de Herrera, Puebla.
Aunque el protocolo fue estricto, el recibimiento fue especial. En el icónico inmueble tres mexicanos fueron recibidos con gusto, incluso Trump elogió a la esposa del artista y reconoció el talento mexicano en una carta que él mismo firmó.
Pero ese mismo día, López Artasánchez descubrió el deseo de Donald Trump: la contienda electoral para 2012, que de acuerdo a sus asesores la llevó hasta 2016, e incluso dijo que la estatua se iría a la Casa Blanca. Hoy, no se sabe si el busto pisó Washington, pero, ante los ojos de este artista , Trump no es tan malo como parece. Es un hombre sin prejuicios que cumple con un rol que le encomendaron.
Artasánchez es el autor de la Victoria en Amalucan y del Ángel que custodia el puente 485, es creador de arte pero no de ideologías.
INFORMACIÓN: ISRAEL GEORGE, TELEDIARIO DIGITAL