MONTERREY- Cuando se anunció la venta de la casona de la calle México 123, grupos de arquitectos y defensores del patrimonio mostraron su preocupación por una demolición.
La vivienda de corte modernista y diseñada por el ingeniero Armando Ravizé Rodríguez fue parcialmente demolida la mañana de este sábado, ante la mirada de algunas personas que videograbaron los hechos.
Por ser una construcción de la década de 1940 no contaba con registro de protección emitido por alguna autoridad estatal en materia de patrimonio, incluso la delegación del INAH Nuevo León no pudo suspender la obra al ser un inmueble del Siglo XX.
La mansión era única en su tipo pues incluía en la fachada unos paneles de onix, materia contemporánea para la época, junto a una escalera de diseño helicoidal, a decir del despacho de arquitectos P+0.
Martha Ávalos Salazar, delegada del INAH en Nuevo León, indicó que la dependencia federal acudió en la semana para hacer un registro fotográfico del inmueble, sin embargo, el acceso les fue negado en más de una ocasión.
Además, indicó que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) ya tenía conocimiento del caso por lo que se entrevistarían con los actuales dueños.
"Había cierta tranquilidad porque de Bellas Artes nos indicaron que tendrían una reunión con los dueños la semana próxima, pero se adelantaron", apuntó Martha Ávalos Salazar.
Casona con recuerdos
La vivienda de México 123 fue el hogar de la familia Fernández Garza, quienes solicitaron su construcción al prestigiado ingeniero Armando Ravizé Rodríguez.
Ravizé venía de trabajar en la construcción de la basílica de La Purísima, mientras que otros de sus proyectos fueron el diseño de la colonia Anáhuac y de los edificios del campus del Tecnológico de Monterrey, entre otros.
"Lo que recuerdo de esa casa eran los paneles en el frente de la casa y se movían conforme el movimiento del sol, reflejando una luz hermosa dentro de la casa", recuerda Alejandra Kana Fernández sobre su niñez en la casa de México 123.
Su padres, Alberto Fernández y Margarita Garza Sada, mandaron construir la casona y vivieron en la junto a sus hijos Alberto, Mauricio, Balbina y Alejandra, siendo que Margarita nació ya en otro domicilio.
Días antes de la demolición, en entrevista Kana Fernández solicitaba la posibilidad de que la vivienda fuera conservada y se integrara al proyecto inmobiliario que ahí se plantea construir.
"Creo que habría que hablar con los nuevos dueños a que mantengan la parte importantes de la casa, que para la época eran novedosas, e integrarlas a su proyecto", había comentado Alejandra Fernández.
Al mediodía del sábado, la casona de la calle México 123 en la colonia Obispado había sido demolida en su mayoría.
ilp