MONTERREY.- Los negocios de venta de vestidos para novias y quinceañeras están cerca de cumplir un año en el que, lejos de obtener ganancias, incluso han tenido que poner de su bolsillo para subsistir, y que su local se aferre a continuar operando.
En el 2020, el señor José Tomás Gil Mireles y su esposa, Blanca Esthela Blancas Zúñiga, vivieron lo que nunca en sus 15 años de experiencia en este rubro, ya que, al mantenerse cerrados durante algunos meses, además de que las fiestas de quinceaños y bodas no se celebraron, su local apenas percibió ingresos cercanos al 20 por ciento.
Además, enfrentaron una gran cantidad de cancelaciones de los vestidos que se habían apartado desde meses antes de la pandemia, debido a la prohibición de los festejos, además de que muchos clientes también perdieron su empleo.
Para el matrimonio, cada inicio de año es la temporada más fuerte debido a que es cuando muchas familias planean sus eventos, sin embargo, el 2021 ha sido muy distinto, ya que si anteriormente en esta época del año, recibían diariamente a 10 personas, actualmente, en días positivos, dos novias o quinceañeras separan sus atuendos.
Ante este mal momento, la señora Blanca exhorta a quienes vayan a tener un evento de esta magnitud, a que, si bien no se pueden celebrar fiestas en grande, adquieran sus vestidos para la fotografía, que es el recuerdo que perdurará por el resto de su vida.
mvls