MÉXICO.- Alrededor de mil elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México han logrado deshacerse de “los kilitos de más”, que llegaban a repercutir en la salud y labor de los oficiales.
Todo esto, gracias al Programa Policía Saludable, donde los uniformados recibirían un estímulo económico para bajar su peso.
Según algunos medios capitalinos, en un lapso de cinco meses, los agentes de seguridad han logrado bajar cinco kilos en promedio cada uno.
De inicio, el programa constaba de seis fases, donde al ser superadas una a una, los policías recibían mil pesos de bono por cada etapa lograda. Posteriormente a esto, en la sexta etapa, los uniformados serían “liberados” para guardar un régimen alimenticio sano por su propia cuenta y sin supervisión, con el fin de crear buenos hábitos en ellos.
Este último escalón en el que los oficiales reducen o mantienen su talla, puede hacerlos acreedores a un bono extra, adicional a las cinco etapas anteriores, de hasta 5 mil pesos, por lo que en total podrían embolsarse 10 mil.
Entre guajolotas (tortas de tamal), atole, torta, megatorta, polvorones, bísquets y demás, algunos elementos de seguridad admitieron haber comido hasta 12 panes diarios.
El programa ha beneficiado tanto económicamente como en su salud a los oficiales, pues algunos han llegado a perder más de 30 kilos en el lapso de tiempo ya mencionado.
Particularmente un elemento se sinceró diciendo:
“Hay que ser honesto, la motivación real fue el dinero”, aceptó.
cog
MÉXICO.- Alrededor de mil elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México han logrado deshacerse de “los kilitos de más”, que llegaban a repercutir en la salud y labor de los oficiales.
Todo esto, gracias al Programa Policía Saludable, donde los uniformados recibirían un estímulo económico para bajar su peso.
Según algunos medios capitalinos, en un lapso de cinco meses, los agentes de seguridad han logrado bajar cinco kilos en promedio cada uno.
De inicio, el programa constaba de seis fases, donde al ser superadas una a una, los policías recibían mil pesos de bono por cada etapa lograda. Posteriormente a esto, en la sexta etapa, los uniformados serían “liberados” para guardar un régimen alimenticio sano por su propia cuenta y sin supervisión, con el fin de crear buenos hábitos en ellos.
Este último escalón en el que los oficiales reducen o mantienen su talla, puede hacerlos acreedores a un bono extra, adicional a las cinco etapas anteriores, de hasta 5 mil pesos, por lo que en total podrían embolsarse 10 mil.
Entre guajolotas (tortas de tamal), atole, torta, megatorta, polvorones, bísquets y demás, algunos elementos de seguridad admitieron haber comido hasta 12 panes diarios.
El programa ha beneficiado tanto económicamente como en su salud a los oficiales, pues algunos han llegado a perder más de 30 kilos en el lapso de tiempo ya mencionado.
Particularmente un elemento se sinceró diciendo:
“Hay que ser honesto, la motivación real fue el dinero”, aceptó.
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