MÉXICO.- En México, el maíz es un símbolo de identidad, un alimento indispensable y forma parte del patrimonio histórico. Por ello, cada 29 de septiembre se celebra el Día Nacional del Maíz para resaltar el cultivo fundamental para la economía mexicana, la alimentación de la sociedad y la manera de interpretar a las comunidades indígenas.
Como desde hace 30 años, Juan Remigio Piña produce maíz blanco, amarillo y cacahuazintle en las faldas del Nevado de Xinantécatl, en el Estado de México, basado en el calendario lunar, pues de acuerdo a sus tradiciones familiares la conexión entre la madre naturaleza y la tierra permite abundantes cosechas.
Después de quince días bajo tierra, y con una raíz de 20 centímetros comienza los trabajos en el campo para el desarrollo y alimentación de la planta.
“Se siembra una semilla seca en la tierra en un periodo promedio de la luna creciente. Mis abuelitos nos inculcaron que sembrar dentro de un periodo de fértil pues la planta tendría una buena raíz.
“Necesitamos que tenga una maduración muy buena para que no se pudra en el momento de sembrar. Esperamos 40 días para darle su primer trabajo, y hay que abonarlo”, explicó a MILENIO.
A la siembra abona 50 kilos de semilla con uno de matorriza; además quita el 20 por ciento de las plantas de maíz que después de tres meses no han crecido por lo menos 60 centímetros para que el resto tenga el espacio para poder desarrollarse.
“Eso sirve para que la planta resista la sequía, que coma mejor, se arraíza mejor y en el momento en que venga un aire fuerte la planta está muy bien, bien maciza y no se nos cae mucho”, argumentó.
De acuerdo con Remigio, la técnica de conexión con la naturaleza ha ayudado a que la cosecha resista a los fenómenos naturales que se vieron presentes este año en México como la sequía.
Algunos compañeros productores como Jorge Díaz, quien lleva más de 40 años cosechando con la técnica tradicional; sin embargo, reconocen que la técnica lunar es buena estrategia pues asegura que el rendimiento de la parcela de Juan Remigio llega a tener ventajas económicas.
“El que sabe utilizar la técnica lunar tiene muchas ventajas en comparación con nosotros que ocupamos atemporal, porque se aprovecha más. Gasta menos dinero en la producción y resiste a los cambios climáticos como las heladas o las sequías porque la producción esta húmeda”, especificó.
En el caso de la variedad de amarillo, del que se producen aproximadamente entre 2.5 y 3 millones de toneladas, el país tiene el reto de acelerar la disposición nacional de este grano, con el fin de sustituir las importaciones, que han sido crecientes en los últimos años debido a la expansión de sector ganadero y de cárnicos.
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