Torreón.- Cansancio que pronto alcanza el nivel de agotamiento. Deficiencias para respirar y cefaleas constantes. Quizá estas sean las secuelas más comunes que se viven tras el contagio del covid-19, sin embargo los especialistas advierten que en otros casos pueden manifestarse problemas pulmonares severos, cardiopatías e incluso, desvanecimientos a causa de estrés postraumático.
Quienes se contagiaron durante el año anterior explican que en suma se trata de una enfermedad que pone en riesgo no sólo la salud corporal sino también la mental puesto que pueden pasar algunos días sin síntomas o con malestares leves pero después de una semana cualquier cosa puede ocurrir.
Fue el caso de Rafael Mora Garza, director del Centro de Integración Juvenil de Torreón, quien explicó que al decretarse la pandemia él continúo trabajando en la oficina, si bien no como antes, con cierta regularidad atendía los aspectos sociales y administrativos de la asociación. Eso fue hasta el mes de octubre.
“Justo el primero de noviembre hubiera cumplido años mi mamá y los hermanos y hermanas nos sentamos a comer con nuestras esposas y esposos. Para el 2 de noviembre que era inhábil, amanecí con tos y un dolor muy fuerte en el pecho y en la espalda. Nunca había sentido ese dolor y la tos también fue muy diferente y yo me sentí diferente”.
Ante la duda el martes se hizo la prueba. El resultado se lo dieron por la tarde y le confirmaron que era positivo a SARS-CoV-2, lo que asegura, lo impactó emocionalmente pues sabía que amigos y familiares que lo habían adquirido lo habían pasado muy mal y otros habían fallecido.
Aunque los primeros pasaron en calma, al noveno día de su cuarentena la temperatura se incrementó casi a los 40 grados, lo mismo pasaba con su glucosa.
Los laboratorios advertían sobre el deterioro y los miedos fueron incrementándose ante la posibilidad de tener que estar hospitalizado. Sin embargo Rafael Mora estuvo siempre decidido a luchar.
Rafael tuvo que permanecer con un concentrador de oxígeno día y noche al menos 22 días. Después del mes ya no se lo suministraban y fue ahí que comenzó el peregrinar con los especialistas porque la enfermedad dejó secuelas.
“Todavía la semana pasada me tocó con la endocrinóloga, con cardiología; con la rehabilitadora pulmonar ya no voy, la neumóloga ya me dio de alta pero se descompensa todo. La enfermedad me dejó una secuela de diabetes; no tenía problemas cardíacos y me dejó una lesión. Son cosas con las que se debe tener cuidado porque yo no tenía problemas con la presión y ahora debo estar en tratamiento”.
Es así que resume, la familia se desgasta anímicamente en tanto se mantiene una gran fuga de dinero. Rafael Mora dijo que las facturas por servicios y medicamentos son constantes por lo cual debió poner en venta una pequeña casa de su propiedad desde hace dos meses.
El caso de Alfredo
El 26 de abril del 2020 la empresa para la que trabaja le pidió tomar su equipo de cómputo y trasladarlo a su domicilio para realizar home office.
En ensayos Alfredo Vega Ramírez volvió después del 10 de mayo a la oficina para realizar sus funciones como editor pero para el 19 de junio comenzó a sentirse mal. Tenía fiebre de 39 grados y dolor en articulaciones y cabeza.
Él acudió con un doctor particular que recetó un tratamiento para la infección de garganta. Al concluirlo seguía igual por lo cual pidió una segunda opinión.
“El segundo doctor me atendió de lejitos porque dijo que era de la tercera edad y no quería contagiarse. ‘Se me hace que traes covid, ve a hacerte la prueba’”, así comenzó su viacrucis.
Él tuvo la oportunidad de hacerse la prueba a través de instancias sanitarias estatales pero debido a que le entregaban los resultados una semana después, se hizo otra en un hospital privado. Un día después y a través de correo electrónico le informaron era positivo a covid-19.
Los testimonios entre ambos entrevistados coinciden. Después de una semana Alfredo comenzó a sentir dolor en el pecho y sentía que le faltaba el aire.
Debido a que uno de sus hermanos radicado en Monterrey se trataba contra la enfermedad, su médico lo atendió también. Pidieron biometría y radiografía de tórax. Y además una tomografía de pecho que tiene un costo superior a los 3 mil pesos y él sencillamente dijo que ya no había dinero.
“El doctor Hernández me dijo que rentara un oxígeno y hablé pero en ese momento no había disponibles y estaban caros. Entonces el doctor pidió que me nebulizara con el medicamento para administrar en la mañana y noche. Vi un poco de mejoría pero me seguía doliendo el pecho y me faltaba el aire”.
21 días y se volvió a hacer la prueba. Resultó positivo. ‘Siga en casa, no salga y se la vuelve a hacer en 15 días’. Y volvió a salir con covid-19. En suma se realizó cuatro veces la prueba en un lapso de casi dos meses y salió positivo.
“No decía nada pero en las noches sentía que me faltaba el aire, no sé si serían nervios o la secuela, el cansancio. Al final me hice la prueba de anticuerpos a principios de septiembre. El doctor me dijo que ya tenía anticuerpos pero seguía marcando positivo aunque yo ya no podía infectar”.
En suma, permaneció en casa desde que se infectó hasta el 10 marzo pasado y pensó que podría morir. Aunque nunca le expresó a su familia que se sentía mal, durante la noche se acentuaba el temor ante la falta de oxígeno y el sentimiento de agotamiento.
Entonces se dijo que si moría lo haría en su cama y no en un cuarto de hospital.
En ambos casos, las vacunas ya fueron aplicadas. Pero ambos entrevistados coincidieron en que a pesar de que se habla de menos casos, el distanciamiento social y las medidas sanitarias no deben relajarse pues la gente piensa que no tendrá problemas pero no saben lo que podría ocurrir siendo portadores de covid-19.