NUEVO LEÓN.- En la ciudad como en el campo ocurre algo similar. En ambos, los habitantes anhelan que llueva para que las presas vuelvan a tener un alto porcentaje de almacenamiento.
La diferencia, es que en la metrópoli la gente requiere del agua para consumo humano, mientras que en el campo, dependen de ella para laborar y tener sustento económico.
Esta es la comunidad de Santa Rosa en Linares, Nuevo León, donde los ejidatarios están preocupados debido a que si no llueve, la presa de su localidad quedará vacía y no habrá con qué regar las parcelas.
"Se nos han negado las lluvias y es ahí donde baja el desnivel de la presa y carecemos de agua para riego de las plantas que cada uno tenemos, ya sea maíz, sorgo, o sembradíos de naranja, entre otros árboles frutales, de eso vivimos", señaló Gaspar Carrillo Mendoza, juez auxiliar de Santa Rosa, Linares.
La presa, ubicada a un kilómetro del ejido, actualmente está a un 40 por ciento de su capacidad, cantidad con la que podrán regar sus cultivos durante los próximos dos o tres meses.
La situación se agravaría si la sequía se impone a la temporada de lluvias y no incrementa el nivel de almacenamiento.
"Estamos con la esperanza ahora que se aproximan los tiempos de lluvia, porque ya sería devastador que pasen otros ocho o nueve meses sin llover como los que acabamos de pasar ahorita", añadió.
Para su buena suerte, los ejidatarios de Santa Rosa no requieren de agua externa y su presa ha permitido que se logren las cosechas pese a la sequía.
Mientras llega la lluvia, los ejidatarios de la comunidad ubicada a 170 kilómetros al sur de Monterrey, acordaron no malgastar ni regar a diario sus parcelas, con el fin de cuidar el agua y prevenir en caso de que continúe la sequía.
cog