Hoy, la escuela Sócrates lució vacía. Niños y niñas decidieron no asistir como un gesto de solidaridad hacia Alexander, de 9 años, su excompañero, y Gael Antonio, de 12, quien recientemente había egresado.
Ambos eran niños llenos de sueños, víctimas junto a su padre, Jesús, de un ataque armado ocurrido el pasado domingo en el fraccionamiento Los Ángeles, en Culiacán.
El pequeño Gael, falleció el martes 21 de enero en el Hospital Pediátrico de Culiacán, donde recibía atención médica por la gravedad de las heridas.
La madrugada del domingo, la familia entera y un primo, quien todavía lucha por su vida; viajaban en el vehículo tras salir de un convivio familiar.
Sin embargo, fueron interceptados por hombres armados que los atacaron sin mediar palabra. Aunque se presume que pudo tratarse de un asalto, hasta el momento no existe una versión oficial que lo confirme.
Profesores de escuela Sócrates lamentan fallecimiento de niños
El profesor Víctor Aispuro de la escuela Sócrates, lamentó el hecho y convocó a una marcha para exigir justicia y que la violencia se detenga en Sinaloa.
En un post desgarrador, la profesora Ivanna compartió su dolor y admiración por Gael Antonio, un niño que, hasta hace poco, era el reflejo de la alegría y esperanza en su salón de clases.
Gael, de sonrisa brillante y amor por el futbol, se convirtió en otra víctima de la violencia que golpea a nuestra sociedad, dejando un vacío en su familia, en sus compañeros y en quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.
"Pienso en Gael Antonio y lo primero que viene a mi mente es su sonrisa", escribió la profesora. Una sonrisa que iluminaba incluso la más seria de sus expresiones. Gael era un estudiante ejemplar: inteligente, disciplinado, noble y respetuoso. Amaba el futbol y lo jugaba con la pasión de un niño soñador que, como tantos otros, creía en un futuro lleno de posibilidades.
Pero ese futuro, junto con su vida y la de su padre, fue arrebatado de manera cruel e injusta.
"Cuando vuelvo a ver a mis alumnos, quiero saber que se graduaron, que les va bien en la vida, que se casaron, que tienen hijos, pero nunca que murieron, y menos en las condiciones en las que murió Gael", expresó Ivanna.
Madre perdió a sus dos hijos y esposo en Culiacán
Su testimonio es un grito de impotencia y rabia que refleja el sentir de una sociedad que no puede aceptar que la violencia haya tocado nuevamente a uno de los suyos.
En redes sociales han considerado que la muerte de Gael es un recordatorio brutal de los estragos que deja la inseguridad. No solo cobra vidas, sino que destroza familias y rompe comunidades.
La profesora señala que, no es justo ni aceptable que una madre tenga que aprender a vivir sin sus hijos y su esposo; que los sueños de un niño sean truncados por balas, y que la escuela, ese espacio de aprendizaje y sueños, quede marcada por el dolor.
Gael Antonio no era solo un niño; era un símbolo de esperanza, de futuro, de lo que esta sociedad necesita proteger. Hoy, su sonrisa y su memoria se convierten en un llamado urgente a la reflexión, al cambio y a la justicia.
EC