Elpidio Mojarro Ramírez es un nombre que los miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) nunca van a olvidar. Enemigo jurado de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, El Pilo, como conocían a Mojarro Ramírez, había desaparecido del panorama criminal mexicano hasta que reapareció en una corte estadunidense para testificar en contra de uno de los operadores financieros de la organización delictiva: Gerardo González Valencia.
Junto a Óscar Nava Valencia, El Lobo, ex líder del Cártel del Milenio, y José María Guízar Valencia, ex operador de Los Zetas, El Pilo contribuyó a que la fiscalía estadunidense pidiera que Gerardo González Valencia permanezca en prisión hasta que muera. Y también podría formar parte del paquete de testigos y evidencias que las autoridades de Estados Unidos tienen contra todos los miembros del CJNG, incluido al afamado líder de la organización, El Mencho.
El Pilo estuvo cerca de encabezar a la organización criminal que sucedió al Cártel del Milenio, tras la detención de Ignacio Nacho Coronel, lo que dividió a la organización en dos facciones: Los Torcidos, liderados por Erick Valencia Salazar, y que eventualmente se convirtieron en el CJNG, y La Resistencia, con Ramiro Pozos González, El Molca, al frente. De El Pilo no hay fotografías, ni registros de sus operaciones criminales, más que una detención en Estados Unidos por tráfico de cocaína, por lo que cumplió sentencia, y las historias que otros narcotraficantes han contado de él.
Tras la detención de El Molca, en septiembre de 2012, El Pilo quedó al frente de La Resistencia. Estados como Jalisco, Colima y Nayarit ya se habían vuelto un campo de guerra derivado de la lucha entre ambas facciones. Los Torcidos, respaldados por el Cártel de Sinaloa, y La Resistencia con el apoyo de Los Zetas y La Familia Michoacana.
Según El Pilo, Lalo o Flaco, como conocían a Gerardo González, además de dirigir una “bien financiada y extensiva operación de distribución de cocaína responsable de transportar toneladas de cocaína desde Sudamérica a Centroamérica y México para su importación a Estados Unidos y Europa” junto a sus hermanos Abigael y José González Valencia, encabezó una batalla sangrienta contra cárteles rivales, principalmente Los Zetas.
“A pesar de que Abigael y José mantenían posiciones de liderazgo también, Mojarro Ramírez explicó que los hermanos del acusado (Gerardo) en repetidas ocasiones pedían el permiso del acusado o aprobación antes de tomar decisiones relacionadas con su operación de tráfico de cocaína.”
Además, confirmó que Gerardo estuvo detrás del asesinato de Antonio Guízar Valencia, en relación con el robo de un cargamento de cocaína que pertenecía a Los Cuinis. Para ello, Gerardo se coordinó con Óscar Nava Valencia, El Lobo, para que el 22 de enero de 2005, un grupo de sicarios viajara al rancho de Antonio Guízar en Ostuacán, Chiapas, y lo ejecutaran junto a seis personas más.
Elpidio Mojarro, que entonces era contador del Cártel del Milenio, se encargó de conseguir el dinero para pagar a los sicarios. Según Mojarro Ramírez, Lalo también ordenó el asesinato de su cuñado, Domingo Mendoza Sandoval, un colaborador de Los Cuinis quien recibía la cocaína que era enviada a Europa.
El Pilo dijo que el propio Mendoza Sandoval le pidió ayuda, pues el mismo Nemesio Oseguera Cervantes intentó asesinarlo en uno de sus ranchos, pero se escondió y asesinaron a su hermano y tres de sus trabajadores. Eventualmente, Domingo Mendoza fue encontrado y ejecutado.
Elpidio Mojarro se encuentra en Estados Unidos, pero no se sabe bajo qué calidad, más que la de testigo colaborador. Se desconoce si fue detenido o si se entregó de forma voluntaria para evitar una batalla frontal con uno de los cárteles más poderosos del mundo.
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