Vía Facebook, jefa del narco contactó con neonazis de EU y cártel

Por medio de la plataforma, Rosa Fernández, La Madrina, se encargaba de distribuir drogas en California; sin embargo, su caída se fraguó desde la misma red social gracias a un informante, revela reporte del Departamento de Seguridad.

Godmother o La Madrina fue parte de una estructura criminal que incluía pandilleros, un neonazi y un cártel. | Especial
Ciudad de México /

Su reinado cayó gracias a un informante confidencial que se hizo pasar por vendedor de drogas, las cuales poco después fueron llevadas a la DEA para ser analizadas. Esto finalmente condujo a las autoridades a una mujer: Rosa Fernández.

Esta es la historia de Godmother o La Madrina, quien fue parte de una estructura criminal que incluía pandilleros, un neonazi y un cártel. Combinación ideológicamente pocas veces vista.


MILENIO tuvo acceso a documentos, infiltraciones de llamadas y cuentas de Facebook, las cuales revelan cómo la narcotraficante logró unirse con La Mafia Mexicana y pandilleros neonazis, además de que un cártel les suministrara medicamentos duros y drogas sintéticas como la metanfetamina y el fentanilo, mismas que se vendían en zonas latinas de California.

De Rosa Fernández se sabe muy poco, apenas que le apodaban en las calles la Godmother y que desde hace varios años operaba en la clandestinidad, apoyada por una estructura de pandilleros entre los que se encontraban su hermano e hijo.

Hoy existen detalles de sus actividades delictivas gracias a un agente del área de inteligencia del Departamento de Seguridad de Estados Unidos, Jung Sho, un veterano experto en vigilancia en redes sociales. Y es que La Madrina hizo de Facebook su panel de operaciones de venta de drogas y pastillas. Hasta el día que envió mensajes a través de esa red social, entonces comenzó su caída.

La Madrina hizo de Facebook su panel de operaciones de venta de drogas y pastillas. | Especial


Sho contó que esto fue posible gracias a un hombre al que llaman CS, fuente confidencial para proteger su identidad. Fue él quien se convirtió en un infiltrado del gobierno estadunidense y se reunió con pandilleros, grabó conversaciones secretas e incluso compró la mercancía que fue inmediatamente llevada hasta los laboratorios de la DEA.

La caída de La Madrina y sus colaboradores se fraguó en solo 18 meses. Las detenciones iniciaron en agosto.

Te recomendamos Noche violenta en Juárez deja 3 muertos y 2 heridos
  • Policía Redacción


Según CS, Rosa Fernández estaba afiliada a una de las pandillas más peligrosas de Estados Unidos: La Mafia Mexicana, la cual nació en las cárceles de ese país y está conformada principalmente por compatriotas. Muchos de ellos llegaron como migrantes que, al sentirse relegados, decidieron unirse y delinquir.

Existen registros históricos del FBI que revelan la presencia de este grupo delictivo desde 1961, cuando realizaban actividades extremistas en Los Ángeles y San Francisco.

A partir de 2008, el Departamento de Justicia evidenció que esta pandilla traficaba droga en prisiones, sobre todo entre la comunidad mexicana, y ahora se había convertido en distribuidora de dos organizaciones criminales: los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa.

Rosa Fernández se había convertido en distribuidora de dos organizaciones criminales: los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa.


En la infiltración de llamadas, cómplices y asociados de La Madrina hablan de cómo le temen “al cártel” que suministra drogas. Una conversación refiere la manera en que le van a explicar a sus socios un faltante de dinero, lo cual evidencia de dónde venían las pastillas y otras sustancias.

Actualmente, La Mafia Mexicana está asociada con el Cártel de Sinaloa, que la provee de metanfetaminas y fentanilo. De hecho, fue uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán quien fue bautizado como El Rey del Fentanilo: Ovidio, el mismo al que dejaron ir las autoridades en Culiacán.

Aunque el principal cómplice de La Madrina no fue un mexicano, sino un hombre estadunidense llamado William Arthur Poush, miembro de otra pandilla callejera llamada East Side Baker.

En agosto de este año, el Departamento de Seguridad de EU logró la intercepción de llamadas al teléfono de Rosa Fernández. Fue su informante confidencial quien se contactó por ese medio y a través de Facebook Messenger para negociar una transacción de narcóticos.


La Madrina cayó en la trampa: ambos acordaron reunirse en un lugar cercano a la residencia de Fernández, en el 1230 Oregon Street, en Bakersfield, CA, una zona donde 50 por ciento de los residentes son latinos. Ese día le vendió metanfetamina.

Fue ahí cuando relacionaron a La Madrina con William Arthur Poush, ya que, al llegar a la entrega, ella estaba en el asiento del copiloto y quien manejaba un Chevrolet azul era este hombre. Desde lejos, el informante aseguró que los vio contando el dinero y parecía que la narcotraficante le entregaba la mitad a su cómplice.

“Una vez completada la transacción de metanfetamina, la policía incautó la bolsa de plástico transparente del CS. El laboratorio de la DEA analizó la sustancia que compró y confirmó que era de la conocida como metanfetamina cristalina”, refiere el informe al que tuvo acceso este diario.

Actualmente, La Madrina y sus socios son juzgados en la Fiscalía del Distrito Este de California. Empezaron a ser detenidos a partir de agosto. En los documentos del caso aparecen acusados todos: la mujer, los pandilleros y el neonazi.

En el caso de ella, tuvo su primera audiencia el 8 de noviembre y puede pasar entre cinco años y toda la vida en prisión.



cog 

  • Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de TELEDIARIO; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
LAS MÁS VISTAS