'Exconsagradas' han rehecho su vida sin olvidar el tormento de formar parte de los Legionarios de Cristo. Antes de que salieran a la luz las controversias del líder Marcial Maciel, estas mujeres vivieron sometidas a voluntad de los directivos del Regnum Christi.
A Marcial Maciel se le considera una figura tristemente célebre alrededor de la Iglesia Católica, debido a los casos de abuso a por lo menos 60 menores; además de adicciones e identidades falsas. Operó mediante la congregación donde formó un imperio financiero, inmobiliario y educativo de miles de millones de dólares.
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La red de colegios privados que construyó era muy particular; Cumbres, Highlands, Everest, Himalaya. Sus nombres apuntan a las alturas, todos dirigidos a las élites y fueron dirigidos por las consagradas, haciendo los papeles de directoras espirituales, prefectas de disciplina o, en algunos casos, directoras, quienes tenían a su cargo niños ricos, hijos de empresarios y celebridades, como Angélica Rivera, mejor conocida como 'La Gaviota'.
Legionarios de Cristo, autoridades indagan operaciones
El pasado mes de abril, la Fiscalía Nacional de Santiago en Chile, abrió una indagatoria a la congregación no sólo por el presunto abuso sexual cometido por ocho sacerdotes legionarios –cinco de ellos mexicanos– sino por un patrón de encubrimiento sistemático y obstrucción de la justicia que –en palabras del abogado de las víctimas– configuraba prácticas de crimen organizado.
La Fiscalía chilena había escuchado las declaraciones de decenas de testigos, entre las que se encontraban mujeres exconsagradas del Regnum Christi.
En una entrevista para TELEDIARIO, cinco de ellas aceptaron compartir lo que vivieron mientras trabajaban en México, dentro de los colegios de los Legionarios. Tenían dos misiones; reclutar mujeres jóvenes para que formaran parte de la organización y aprovechar que acudían niñas y niños ricos para obtener donaciones de ‘bienhechores’.
Las entrevistadas coincidieron en tres cosas importantes; dos de ellas aceptaron dar su nombre y tres pidieron proteger su identidad; en este texto no hay abusos sexuales; todas expresaron que, pesar de los tratos inhumanos que vivieron, esto no les impidió vivir felices durante algunos momentos: cuando trabajaron con niñas y adolescentes en diversos países del mundo.
Distanciarlas de sus familias era otro de los mecanismos de control que impuso Maciel.
Reclutamiento de ‘niñas bien’
La primer testigo solicitó que le cambiara el nombre, la conoceremos como Socorro, quiere evitar que su madre se entere; fue obligada a compararla con el demonio, uno que la tentaba a salirse. Eso le avergüenza.
Como en casi todos los casos, Socorro pertenecía a una familia acomodada, con padres seguidores de los Legionarios de Cristo. Ella, chica alegre a la que le gustaba la fiesta, estaba en una etapa conocida como el “candidatado”, que es el momento donde eligen si quieren ser consagrada del Regnum Christi. En sus palabras;
Si recibía el llamado de Dios o no. “Yo tenía pavor a sentir ese llamado”.
La presión es fundamental para entender cómo este grupo involucra a sus futuras integrantes. ¿Cómo le va a decir que no a Dios?, estaría condenando su alma, la de su familia y la de sus amigas. La amenaza no le dejó opciones, con rechazo y pesar, se consagró. Frente a Jesucristo juró castidad, pobreza y obediencia eterna.
Así es como vivió encarcelada con el titulo de consagrada, entre México, Colombia, Ecuador y Chile.
Vivió incomoda, sus compañeras lo sabían. “Odio ser consagrada, ya no quiero seguir aquí”, expresó.
Los sacerdotes que fungían como sus directores espirituales le explicaron que necesitaba perseverancia. “Ánimo”, le decían, orillándola a que ofreciera su sacrificio.
"No le digas a tu familia estas inquietudes, no te van a entender", citó, siendo una de las frases más recurrentes durante dicho proceso.
Su madre se percató de que algo no estaba bien. Le suplicaba que dejara el Regnum Christi y regresara a casa. Pero Socorro, atada al mundo de la congregación, solo podía pensar que su madre era el demonio tentándola.
“Yo me quería morir. Rezaba para que me muriera. Era la única escapatoria. No me podía salir, no era una opción, porque me iba a ir al infierno. Rezaba y decía: Diosito, lo único que me va a salvar es un cáncer fulminante”.
Otro caso fue el de Dolores, la segunda testigo, quien tampoco estaba muy segura de consagrarse. Se encontraba atada de manos, seis de sus hermanos habían estudiado en el Colegio Cumbres de Santiago. Ella era una entusiasta participante del ECyD, una organización para captar jóvenes colegiados; su acrónimo significa Educación, Cultura y Deporte, organizaban actividades extracurriculares como ayudar a niños pobres o adultos mayores.
Dolores fue enviada a México en 1994, se festejaban los 50 años de Legión de Cristo en México. Aun recuerda la agitación que causaba la presencia de su líder, pues en su regreso a Chile, una compañera ya consagrada la presionó para unirse.
"El Fundador vio tu caso y él acepta que seas consagrada. Es una señal de que eso es lo que Dios quiere de ti", escuchó.
Consagrada a los 18 años, Dolores vivió en México, Brasil y Chile durante 9 años.
Cómo eran las reglas secretas de las consagradas
Dolores confesó que abrir los ojos a las seis de la mañana y tener media hora para ducharse y vestirse a tiempo era imposible, no había duchas suficientes para las más de 30 consagradas en la casa de São Paulo, Brasil.
"Si te tocaba el tercer turno de la regadera, ten por seguro de que llegarías retrasada. Y estaba prohibido que tus compañeras te vieran desnuda, tenías que esconderte detrás de las puertas de los armarios para no faltar a la Voluntad de Dios.
Cruzar las piernas, morder una manzana, tener una charla personal con alguna compañera, retrasarse un minuto; Todo eso era faltar a la voluntad de Dios", recordó.
Remedios, la tercera testigo, relata que al menos unas mil 200 normas regían la vida del Regnum Christi. Ella fue consagrada durante 20 años. Vivió en los Alpes suizos, Roma, Guadalajara, Monterrey y Rhode Island.
A veces acatar la voluntad de dios significaba elegir entre la vida y la muerte según Dominga, la cuarta testigo; compartió que tres exconsagradas tuvieron a su madre o padre con cáncer terminal. Pero vivían en otros países.
“Elige si vas ahora que está enfermo o cuando se muera. Te sugiero que sea mejor cuando se muera para que así le ayudes a tu familia con los trámites”, rememoró la frase, pues se lo dijeron en los tres casos.
Duele no haberse despedido de ellos, “Ofrécele ese sacrificio a Dios”, les sugirieron. Porque así eran las normas y esa era la voluntad de dios.
Vigila y delata a tus compañeras, una regla más. se llevaba acabo en una junta de balance:
“Vi a fulanita tener una conversación personal con menganita. Falta a la voluntad de Dios. Porque estaban prohibidas las amistades particulares. ¿El argumento? Si eras amiga de una persona ‘dejabas’ de amar a Dios”.
Más bien, pretendían evitar relaciones lésbicas entre las integrantes, leyó Remedios, en cartas de Maciel y de su segundo a bordo, Luis Garza Medina, dirigidas a Malén Oriolcabeza del Regnum Christi.
No todas eran favoritas de Cristo
Uno de los apodos más populares de los Legionarios es Los millonarios de Cristo, ya que sus participantes son mayormente ricos herederos de fortunas, políticos, empresarios.
En una ocasión se le permitió a Maleny Medina, Malén Oriol, África Pemán, Rosa María López y a la misma Remedios, irse de vacaciones con todo pagado y un permiso que incluía diversiones que estaban vedadas:
“La moto y el esquí acuáticos, el parapente, los bufets de comida internacional.”
–¿Y las mil 200 normas? –le pregunto a Remedios.
–Es que teníamos permiso especial de Marcial Maciel –responde.
Se notaban mucho las diferencias entre las directoras y las consagradas de a pie. Las jefas tenían –o se daban a sí mismas– permisos especiales para ver a sus familias cuando tenían algún pariente enfermo. Usaban tarjetas de crédito. Remedios expresó:
“Maciel corrompió a las directoras al darles privilegios. Colocó como directivas a mujeres que había reclutado entre las élites. Malén Oriol es un claro ejemplo. Era ahijada del rey Balduino de Bélgica.”
Operaban en escuelas de niños ricos
Las consagradas atendieron a las élites en México, como a Socorro que le dio clases a la hija de Angélica Rivera, en el Highlands Pedregal, al sur de Ciudad de México.
“Yo le daba dirección espiritual. La Sofí era diva. Eran ricos de círculos súper cerrados. La Sofí era un satélite”.
Esto mantuvo a Socorro cerca de personalidades como Cristian Castro o Enrique Peña Nieto quien asistió a la confirmación de Sofía, en 2001, cuando ya era candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Entre las consagradas cercanas a los colegios de ricos hay una historia que se repite: pedir comida, mendigarla.
Socorro se acercaba a Angélica Rivera y a otras madres del Highlands Pedregal, con una súplica: que le donaran un kilo de salchichas al mes. Remedios, en Nueva York, iba en las noches a los establecimientos de ‘Dunkin Donuts’ a recoger el pan antes de que lo tiraran a la basura.
Dolores en São Paulo iba a los mercados a pedir los desechos de las verduras, recuerda que
“Un sacerdote amigo recibió un día un donativo de plátanos maduros, lo compartió con las consagradas y durante un mes ellas comieron plátano en todas sus presentaciones: crudo, frito, con arroz, como fuera.”
En todos los casos se repite una vida llena de carencias; comer latas de sardinas durante semanas o enfrenar la falta de gas y agua caliente. A Socorro le tocó presenciar un brote de mononucleosis que duró seis meses. Una tras otra, las consagradas caían en cama pero sólo llevaban al médico a las más graves.
“Me enfermé en noviembre y mis papás me fueron a ver en marzo, y 15 días antes me dieron aciclovir y así pude estar bien para recibir a mi mamá. A la distancia pienso: ¿qué maquinación había atrás para que sólo si llegaba gente de fuera levantaban a las enfermas?”
Para Remedios, quien era más cercana al grupo de Maciel, la precariedad era más evidente. Veía cómo se movían con un séquito de curas que comían en restaurantes de lujo. En la organización había dinero y mucho. A ella misma le dieron la instrucción de pedir a los bienhechores donativos de un millón de dólares.
Socorro cuenta que su papá cada mes le mandaba dinero. O eso pensaba él. Le daba una cantidad a José Gerardo Cárdenas, entonces director territorial de los Legionarios en Chile. Pero ella no veía esa plata. Años después de que salió del Regnum Christi, vio una base de datos en un Excel que se había filtrado en Legioleaks:
“Estábamos las consagradas catalogadas según el estado financiero de nuestras familias, ¡y me encontré! Había una descripción del patrimonio de mi papá. Estaba perfectamente descrito”. En el caso de una compañera, decía hasta cuántas vacas tenía su familia.
El Regnum Christi reclutaba niñas blancas
Socorro tenía una misión extra, entregar una lista de vocacionables; así llamaban a las niñas que podían convertirse en consagradas. Todas con talento y liderazgo o hijas de bienhechores. Así empezaba su proceso de selección.
En Brasil, Dolores tenía la instrucción de reclutar niñas blancas, sin importar que fueran pobres, ya que la realidad en São Paulo era muy distinta.
“Era una presión bestial la que poníamos en las niñas –cuenta Remedios –, ‘tú sí estás llamada, date cuenta’. Porque a nosotras la directora espiritual nos pedía datos concretos de cuántas vocaciones habíamos atraído. Si a nosotras hoy nos acusaran de violación de conciencia, todas nos iríamos castigadas”.
Era la misma estrategia que Maciel llevó a cabo en las décadas de los cuarenta y cincuenta en México. Iba a los pueblos del Bajío y los Altos de Jalisco por muchachitos rubios y de ojos claros. Los formaba en Europa y con ellos entraba a las élites mexicanas como españolas. Y el gancho era ofrecerles instalaciones equipadas: mostraban fotos de casas con albercas y canchas deportivas.
Cuando llegó la liberación de las consagradas
En 2009 reventó la burbuja que protegía a Maciel con la revelación de que era padre de una muchacha, Norma Rivas Baños. Roto ese último dique, las aguas del escándalo fueron incontenibles.
El entonces director general de los ‘Legionarios de Cristo’, Álvaro Corcuera, tuvo que ir a las casas de las consagradas a ofrecer unas explicaciones extrañas que, en lugar de aclarar, confundieron aún más
“No todas las cosas que se dijeron de Maciel no son verdad”, dijo. “El padre Maciel violó el sexto y el noveno mandamientos”. “Es como si te dicen que tu papá tuvo otros hijos”.
Algunas empezaron a preguntar, a organizarse. Dejaron de usar el correo de ‘Outlook’, que sólo podían usar las directoras de las casas de las consagradas, porque estaba vigilado. Y se comunicaron por ‘Skype’, así no las podrían espiar.
Empezaron a rebelarse. Sin permiso de sus directores acudieron con Ricardo Ezzati, entonces obispo de Concepción en Chile. El Vaticano lo había designado “visitador”. Es decir, tenía que hacer una investigación y rendir un informe al papa. Les dijo:
“Sálganse, no hay posibilidad de reforma al interior”, les advirtió.
La que tomó el timón de la crisis fue Malén Oriol. Su puesto era asistente del director general y eso significaba que ella era la jefa de las consagradas de todo el mundo. Con su liderazgo, un grupo de consagradas abandonaron la Legión y fundaron un nuevo grupo, Totus Tuus (Todas Tuyas). Le pidieron a Benedicto XVI su autorización y, sorpresivamente, en ocho días tenían el permiso del Vaticano para constituirse como Sociedad de Fieles. Eran una minúscula fracción, apenas 20 de mil que formaban parte del Regnum Christi.
“Totus Tuus fue el bote salvavidas para cada una reconstruirse, para volver a su país”
Me contó Susana, la última testigo, consagrada por dos décadas que vivió en México y Chile.
Sin embargo, Totus tuvo una vida muy breve, de apenas unos cuantos meses. Pero incentivó para otras consagradas como Dolores, quien se resignó a estar condenada para la eternidad y empezó una vida nueva.
“Cuando me paré enfrente del estante de los champús no supe qué hacer, ¿cuál de todos los champús elegir? Lo mismo me pasó cuando fui por unos ‘bluyins’. Ni siquiera sabía mi talla. Le dije a la señorita que vendía: haga de cuenta que soy una niña y explíqueme todo”.
Por primera vez, en nueve años, Dolores podía tomar decisiones. Estudió una licenciatura y es madre de cuatro hijos.
Socorro requirió un año de terapias psicológicas y psiquiátricas para reponerse del ‘Regnum Christi’. Hoy es mamá de tres.
Remedios sigue casada con Cristo. Aunque ya no pertenece a ninguna organización religiosa, mantiene una vida de oración.
Susana estudió Psicología y da acompañamiento a otras exconsagradas. Ella fue de las primeras en escuchar el testimonio de una joven chilena llamada Rosario, quien acusa a siete sacerdotes legionarios y a una consagrada de graves abusos sexuales mientras era menor de edad.
Después de los escándalos de Maciel, hubo algunas reformas en el Regnum Christi. Se revisaron las constituciones, se suprimieron normas y ahora tienen un gobierno propio, aunque sigue perteneciendo a los Legionarios de Cristo.
Actualmente la red educativa Semper Altius —de la familia legionaria— tiene 154 colegios en 19 países. Antes, en cada colegio había al menos un retrato de Marcial Maciel. Por una orden del Vaticano, ahora está prohibido.
*Esta investigación fue realizada gracias al soporte del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región de América Latina, un proyecto liderado por el Institute for War and Peace Reporting.