Liberan a hombre que pasó 36 años en prisión por adjudicarse muerte de 'Kiki' Camarena

Tras determinar que el FBI dio pruebas falsas, un juez ordenó la libertad supervisada de Raúl López Álvarez, quien pasó 36 años en prisión por inventar que asesinó al agente de la DEA.

Por boquiflojo fue arrestado y condenado a 249 años de cárcel, sentencia que transcurría en Estados Unidos.
Ciudad de México /

Raúl López Álvarez, uno de los dos mexicanos que quedaban en prisión por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, fue liberado con carácter de “inmediato” luego de que se comprobara que durante su proceso judicial en Estados Unidos se cometieron serias irregularidades.

Desde hace tres años, MILENIO ha documentado la historia de López Álvarez. Luego de su detención en 1987, este ex policía judicial mexicano aseguró que nunca mató ni torturó a Camarena en la ciudad de Guadalajara, a pesar de que él mismo había narrado que lo hizo, relato que inventó tras leer aventuras de criminales en una revista durante su estancia en una prisión mexicana.



Por boquiflojo fue arrestado y condenado a 249 años de cárcel, sentencia que transcurría en Estados Unidos. Sin embargo, en marzo de este año un juez federal en California finalmente aceptó que el Buró Federal de Investigaciones, FBI, presentó evidencias falsas que afectaron el proceso.

Raúl López Álvarez juró y perjuró que toda su historia fue una mentira. | AP


Documentos obtenidos por este diario revelan que desde el 8 de junio de 2023 el juez John A. Kronstadt ordenó su inmediata liberación, bajo la custodia del Servicio de Ciudadanía e Inmigración, del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.

Según la Agencia Federal de Prisiones, López Álvarez fue liberado tras más de 36 años en prisión el pasado 12 de junio. Ya suma 64 años de edad. El hombre finalmente pudo comprobar que no asesinó ni torturó al agente Camarena, como aseguró desde el primer día en que fue detenido cerca de Los Ángeles, California.

Según la Agencia Federal de Prisiones, López Álvarez fue liberado tras más de 36 años en prisión. | Mariana Hernández León


“El Tribunal accede a la solicitud del Gobierno de desestimar todos los cargos restantes en todas las acusaciones anteriores”, reveló el juez federal, y dejó claro que López Álvarez desde ese momento era un hombre libre sin ningún cargo en su contra.

Aun así, Raúl López deberá pasar en libertad supervisada un período de cinco años donde se compromete a realizarse exámenes periódicos de drogas y alcohol y pagar una tasa especial única de 100 dólares, entre otros requisitos.


Un bocón que pagó caras sus invenciones


La historia de Raúl López Álvarez es como un guión tragicómico de película. Uno tan absurdo que nadie parecía creerle a lo largo de décadas. Su relato, según él mismo, era el de un policía de bajísimo rango que trabajaba custodiando carreteras pero que le permitía al Cártel de Guadalajara que sus cargamentos de drogas pasarán sin problemas.

Cuando fue asesinado Enrique Kiki Camarena, una ola de personas sospechosas, muchos de ellos trabajadores de poca monta del cártel, fueron encarcelados. Entre esos sospechosos estaba el policía Raúl López, confinado mientras se llevaba a cabo la investigación por el asesinato del agente de la DEA.

Raúl López deberá pasar en libertad supervisada |


López ingresó un día de mayo de 1985 en el Reclusorio Norte, donde compartió celdas con otros empleados de bajo rango del Cártel de Guadalajara. Pero López Álvarez tenía un rasgo que lo llevaría a estar casi cuatro décadas en prisión: siempre le gustó exagerar sus historias.

Según recordaron sus compañeros de celda, Raúl alardeaba ser la mano derecha del mismísimo Ernesto Fonseca y ayudante de Rafael Caro Quintero. La realidad era que era un chalán de la organización criminal y aún no se ganaba ningún rango relevante dentro de ésta.

Sin sospechar que sus aventuras ficticias tendrían consecuencias, contó a otros reos que él había participado en el secuestro de un agente extranjero. Agregaba además una descripción de sí mismo como un tirador excelente, un hombre fiel, la mano derecha de sus patrones don Neto y don Caro.

Fue en ese año cuando un hombre llamado José Reyes García Álvarez, un ex policía estatal que también hacía trabajos ilegales, escuchó su historia. Tres meses después Reyes logró salir en libertad y lo primero que hizo fue acudir a la DEA. Tenía para la agencia estadunidense información que valía millones de dólares, según él.

Eventualmente Raúl López Álvarez salió del penal mexicano y la DEA ideó un plan para evitar el largo proceso judicial y diplomático que exige una extradición con México. Lo que urdió fue que un infiltrado se hiciera pasar por narcotraficante gringo para contactar a López Álvarez y pedirle un trabajo del tipo Camarena style. López Álvarez y su soberbia cayeron en la trampa. El ex judicial acordó reunirse con su contacto en Los Ángeles para afinar el plan. Llegó a la ciudad californiana y fue inmediatamente detenido.

Raúl López Álvarez juró y perjuró que toda su historia fue una mentira y que la sostuvo sólo para tener credibilidad dentro de la cárcel, para ganarse el respeto de los demás presos. Agregó que pudo recrear el asesinato de Kiki Camarena y Alfredo Zavala porque en la prisión tenía revistas que contenían información sobre estos asesinatos. El ex policía aseguró que todo lo que contó fue una ficción. Una muy creíble.

Ni el jurado ni el juez ni la Fiscalía creyeron en las palabras de López Álvarez durante muchos años. Pero ante las evidencias, la cosa cambió y finalmente el boquiflojo personaje fue liberado.


Raúl López fue beneficiado ante la revelación de la falsedad de pruebas del FBI. | Especial

Salvado por pruebas falsas del FBI


Al seguir esta historia, MILENIO dio a conocer que el 23 de marzo de 2023 el juez federal John A. Kronstadt ordenó reabrir el juicio por el asesinato del agente de la agencia antidrogas. López Álvarez tendría la oportunidad de demostrar que su proceso no fue realizado con apego a la ley, debido a una serie de irregularidades cometidas por personal forense del FBI.

Las sentencias dictadas en Estados Unidos contra los acusados por el asesinato de Kiki Camarena, cometido el 9 de febrero de 1985, se sustentaron en evidencias que resultaron defectuosas, las cuales presentó un agente inescrupuloso, inexacto y corrupto del FBI, llamado Michael Malone y que entonces era jefe de la Unidad de Pelos y Fibras del Laboratorio de esa entidad de investigación.



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