El tráfico de la Ciudad de México, y algunas otras en el país, se han convertido en zonas clave para que ladrones y estafadores operen en contra de automovilistas y motociclistas, empelando diferentes técnicas para arrebatar o sustraer las pertenencias de los tripulantes de automotores, tal es el caso de la estafa conocida como “llanta ponchada”.
De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, este modus operandi se convierte poco a poco en uno de los favoritos entre los asaltantes, ya que se opera en grupo, lo que deja en una posición vulnerable al conductor elegido.
Datos del organismo muestran que desde el 2020 hasta agosto pasado se contabilizaron 47 casos de este tipo, los cuales forman parte de los 111 detectados en los que se utilizó el vehículo de alguna víctima para cometer algún tipo de delito.
De los asaltos cometidos, en 61 por ciento de los casos se exige dinero en efectivo, mientras que en el 6 por ciento es por medio de transferencias y depósitos. En la mitad de los casos, se consuma el fraude y la otra mitad queda en tentativa.
Cómo operan el fraude de “llanta ponchada”
Recientemente, en las redes sociales se viralizó un video en el que una mujer le cuenta a su esposo que estuvo a punto de ser una víctima más de la estafa de la “llanta ponchada”, cuando manejaba por Anillo Periférico, en la zona del municipio de Naucalpan, en el Estado de México.
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Según el relato, cuando conducía esa vialidad, una persona le dijo que su llanta tenía algo, pero que no hizo caso.
Sin embargo, unos 100 metros más adelante otra persona le señaló lo mismo, por lo que tomó la decisión de orillarse para revisar el neumático. Aunque inmediatamente un hombre se acercó para ofrecerle llevar el vehículo a un taller, prefirió rechazar el supuesto apoyo.
En algunos de los casos, las víctimas aseguran que un supuesto mecánico se acerca hasta el vehículo, pero son amedrentados hasta que los logran asaltar.
Así lo operan:
- Seleccionar a la víctima: Los estafadores a menudo buscan vehículos que se detienen en lugares estratégicos, como semáforos o zonas de tráfico intenso.
- Intervención: Pueden hacer que la víctima crea que tiene un problema con una llanta, a veces incluso pinchando una llanta de forma discreta.
- El enfoque: Un cómplice se acerca, generalmente ofreciendo ayuda o simulando ser un "buen samaritano". Pueden hacer comentarios sobre la llanta o preguntar si la víctima necesita asistencia.
- Distracción: Mientras uno de ellos distrae a la víctima, el otro puede robar pertenencias del vehículo o hacer que la persona se baje, lo que facilita el robo, al poder solicitarle al conductor el dinero.
- Ejecución rápida: Todo el proceso es rápido y puede parecer legítimo, lo que dificulta que la víctima reaccione a tiempo.
KGA