Mujer viaja 10 mil kilómetros para pedir al papa Francisco por desaparecidos en México

María es madre de ocho hijos y ha buscado a cuatro de ellos por más de doce años; Raúl y Salvador desaparecieron en 2008 en Atoyac de Álvarez, Guerrero.

Mujer viaja 10 mil kilómetros para pedir al papa Francisco por desaparecidos en México. | Sandra Rojas
Ciudad de México /

María Herrera Magdaleno, viajó más de 10 mil kilómetros con la foto de sus hijos en el cuello, a modo de escapulario, para pedirle al papa Francisco orar por todas las madres y familias que, como ella, buscan a sus seres queridos desaparecidos.

“Fui precisamente a decir la verdad, porque yo les digo, soy sólo una muestra de lo que se está viviendo en México, porque al igual que mi hogar hay miles y miles de hogares destruidos a raíz de esta problemática y el Presidente no nos ve, no nos escucha, no nos atiende, él les dice a ellos abrazos no balazos, pero a nosotros nos alcanzan los balazos”, contó a MILENIO.

Las voces y el dolor de cada una de estas familias resonaron en ella cuando le entregó al Papa una carta para informarle de la crisis de violencia y desapariciones en México.

“Me dio ese abrazo, lo sentí tan profundo y le dije yo lo llevo, no se lo pido nada más para mí, sino para cada una de las madres y las familias que estamos sufriendo esta tragedia, y le dije que nos tuviera presente en sus oraciones, me dijo que sí lo iba a hacer y confío y sé que así va a ser”, mencionó.

También viajó a Alemania, donde se reunió con Miserior (obra episcopal de la iglesia católica alemana para la cooperación al desarrollo) y también con líderes religiosos protestantes, anglicanos y metodistas.

“Necesitamos el apoyo de las iglesias, necesitamos la fuerza de las iglesias, ahorita estamos trabajando muy fuerte con el ecumenismo, es decir, ahí convergen todas las creencias, todas las fes. Estamos trabajando de esta manera porque ha habido compañeritas que tenían a sus hijos desaparecidos y abrazan otra religión, no se acercaban porque tenían ese temor, ahorita hemos tratado de unificar este dolor”, destacó.


Originaria de Pajacuarán, Michoacán, María es madre de ocho hijos y ha buscado a cuatro de ellos por más de doce años; Raúl y Salvador desaparecieron en 2008 en Atoyac de Álvarez, Guerrero; dos años después pasó lo mismo con Luis Armando y Gustavo, pero en Veracruz.

“El corazón de madre te avisa cuando hay un peligro inminente para tu familia, tus hijos, sobre todo, porque yo sin saber nada me eché a llorar, eran las 5 de la mañana y yo empecé a llorar sin motivo, esperando su regreso. Llegó la noche, llegó otro día y así fueron acumulándose los días, los meses y ahorita los años”, expresó.

Han pasado tres sexenios sin ayuda de ninguna autoridad. El cansancio le invade todo el cuerpo y sobre todo el alma, las marcas planas, ovaladas y de color marrón y negro en el dorso de sus manos, delatan los años de búsqueda en los que su piel ha estado expuesta al sol. ¿Dónde están? ¿Dónde, dónde están? Implora al cielo, pero las estrellas no responden sus porqués.

La Virgen de los Dolores representa el sentimiento del dolor de María ante la desaparición de sus hijos. Al nombrarlos, se desborda, su ausencia es una alta muralla que parece cerrarle todos los horizontes. Sin embargo, su fe la hace sentir fuerte y confiada.


“Mi mayor fortaleza ha sido es el ser creyente, yo siempre he mantenido en alto mi fe, sí, mi dolor a todo lo que da, pero también mi fe, yo nunca he perdido mi fe y le pido siempre a mi Dios, a mi madre santísima, que nos ayude”, mencionó.

Para buscar verdad y justicia, en 2012, María contribuyó a la creación de la Red de Enlaces Nacionales, la cual trabaja mediante la vinculación y fortalecimiento de diversos procesos de búsqueda impulsados por familiares de personas desaparecidas.

“Nos falta mucho por recorrer. Simplemente aquí en Michoacán no podemos llegar, no podemos hacer gran cosa aquí en Michoacán y tenemos que ver el por qué, sabemos de antemano de la colusión de nuestros gobernantes, de todos los gobernadores que han estado anteriormente; han sido abrazados por el crimen organizado, están de la mano”, detalló.

María solo espera que la vida le alcance para encontrar, vivos o muertos, a sus hijos. Por ello manda un mensaje a los grupos del crimen organizado.

“A los delincuentes yo siempre les mando un mensaje, les digo que, si no les basta el ver tanto dolor, tanta crueldad en las familias, si todavía les falta más por hacer, les pido que reflexionen y que vean que ya no podemos con tanto dolor, con tanto sufrimiento”, finalizó.





mvls 

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