México está tratando de evitar la imposición de posibles sanciones comerciales en los próximos días por no impedir la inminente extinción de la vaquita marina, la marsopa más pequeña del mundo y el mamífero marino más amenazado.
Existen estudios que estiman que únicamente podrían quedar alrededor de ocho ejemplares de las vaquitas en el Golfo de California, también conocido como Mar de Cortés, el único lugar en el que hay y donde usualmente se enredan en redes agalleras ilegales y se ahogan.
Por lo anterior, el gobierno mexicano presentó un plan de protección a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres que había rechazado una versión anterior.
En el plan, el gobierno señala que una de sus prioridades más importantes es establecer técnicas de pesca alternas con redes de enmalle. Realmente, las labores implementadas por el gobierno para proteger a la vaquita marina han sido irregulares.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se ha negado en gran medida a erogar dinero para compensar a los pescadores por mantenerse fuera del refugio de vaquitas y para que dejen de usar redes agalleras.
Las redes agalleras son colocadas de forma ilegal para atrapar a la totoaba, un pez cuya vejiga natatoria es una exquisitez en China y se cotiza en miles de dólares por libra.
Sea Shepherd, el grupo activista, se ha unido a la Armada mexicana en las operaciones de vigilancia para detener a los pescadores y ayudar a destruir las redes agalleras, por lo que dichas labores han reducido exitosamente la pesca con redes.
No obstante, el gobierno de México no ha gastado el dinero necesario para capacitar y compensar a los pescadores por usar técnicas de pesca alternativas, como redes o sedales que no atrapen a las vaquitas.
En 2017 se había prohibido el uso de redes agalleras en la zona, en el entendido de que brindaría pagos de ayuda y capacitación para utilizar métodos de pesca menos peligrosos.
AA