El Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, (ATF), capacitará al gobierno mexicano en el combate y detección de armas fabricadas en impresoras 3D, para evitar que nutran los arsenales del crimen organizado.
Si bien la presencia de armas hechizas ya impacta en México y organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) han comenzado a fundar sus propias fábricas de armamento copiando modelos de empresas como Colt, fuentes diplomáticas revelaron a MILENIO que la ATF también está preocupada por la posible proliferación de armas elaboradas en impresoras 3D.
En ese sentido y ante la experiencia vivida en Estados Unidos, en donde el uso de pistolas 3D explotó en cosa de solo unos años, el buró determinó incluir el combate a este “armamento fantasma” en la agenda bilateral de seguridad, dado el riesgo que implica para los dos países.
Y es que mientras México lucha contra la industria tradicional de producción de armas, batallando en cortes estadunidenses contra gigantes como Colt, Remington, Smith and Wesson y Beretta, entre otros, sus autoridades de seguridad no están todavía preparadas para un escenario como el que significan las armas impresas.
En especial, por la asequibilidad de las impresoras 3D. Las de corte premium, capaces de producir decenas de armas, pueden costar 6 mil dólares, una bicoca para organizaciones criminales que manejan presupuestos en los miles de millones de dólares.
En su edición de este miércoles, este diario reveló que la Sedena fue alertada por su agregado militar en Bélgica de indicios que apuntan a una posible oleada de armas de fuego construidas en impresoras 3D, materia en la que no existe experiencia. Si bien hay estadísticas sobre armas incautadas en México, no se tienen antecedentes sobre pistolas hechas de polímeros, elaboradas por actores privados. Y, a diferencia de las armas, las impresoras pueden ingresar por cualquier aduana sin mayor problema.
Tampoco la legislación mexicana ha sido actualizada, a diferencia de Europa Occidental y Estados Unidos, en donde ya se han endurecido las leyes o reglamentos federales y estatales para reducir la proliferación de este tipo de armamento, inmune a escáneres y detectores de metal.
Ante los vacíos en las leyes mexicanas, las autoridades norteamericanas también están recomendando al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador analizar el marco jurídico que se ha ido creando en Estados Unidos para combatir las armas fantasma.
La clave descansa en un punto: ¿qué tanto puede considerarse un percutor o mango impresos en polímero por una persona como un componente de arma? En Estados Unidos, desde este año, la ATF emitió una regulación federal encaminada a castigar la impresión de estas partes, para tratar de reducir la velocidad con la que se expanden.
“La ATF ve cada reunión con el gobierno mexicano como una oportunidad para abordar y advertirles acerca de este tema emergente”, destacó la fuente consultada. “Adicionalmente, el buró agregara un segmento de armas elaboradas de manera privada o armas fantasma al entrenamiento de identificación de armas que ya se le proporciona a las autoridades mexicanas”.
Desde 2018, el Departamento de Justicia de Estados Unidos logró que una corte federal ordenara la suspensión de cualquier distribución de planos de armas en portales de internet dedicados a la venta impresoras 3D. Es una decisión federal que se suma a varias iniciativas presentadas por legisladores demócratas y que todavía están bajo análisis en ambas cámaras del Congreso.
Para otear su posible futuro, México solo necesita revisar la experiencia estadunidense con armas hechizas y armas 3D. Entre 2016 y 2020, fueron recuperadas 45 mil en escenas del crimen en distintas partes de Estados Unidos.
Pero las advertencias no son nuevas. En diciembre del 2012, un vocero del Departamento de Seguridad Interna estadunidense, advirtió a México y a otras naciones que, al ser de fabricación casera, estas armas son económicas y difíciles de rastrear para las autoridades al no contar con números de serie.
El entonces congresista demócrata, Steven Israel, también alzó la voz con una iniciativa de ley que no tuvo eco, para legislar la venta de las impresoras 3D con fines armamentísticos, así como los componentes para fabricar armas que parecen de juguete, pero son reales.
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