“Y después de la comida, la hamaca”

Carlos Díaz-Barriga

Crónicas del adiós

México /

En el Palacio Nacional hay un personaje que lucha todos los días con la inmundicia. Ya nos saludamos a diario. Ya vamos siendo cuates. Se levanta muy temprano y por la joda diaria se ve mayor de lo que es. “Buenos días, don Jesús ¿qué dice el agua?”. “Uh, durísima y no me dan impermeable, ¿cómo ve?”

Este no lleva seis años ahí, lleva 12 y tiene intención de quedarse otro sexenio, por lo menos. No va a perder el poder que da una escoba de vara. Afuera.

Esta mañana, el presidente López Obrador comienza por el final, el que se está acercando. El 1 de septiembre, el del banderazo a las mayorías calificadas en el Congreso, él caminará unos cuantos pasos y cruzará una puertota de madera con un último informe bajo el brazo. “En el Zócalo, un útlimo acto de gobierno”. ‘Úlitmo’, ‘última’, ‘últimos’, ‘últimas’… será el adjetivo que cada vez más quepa, como va cabiendo, en sus oraciones cotidianas.

Es día de ‘Quién es quién en las mentiras’, la sección a la ofensiva en defensa propia contra medios de comunicación y/o comunicadores. ¿Perdió el ‘punch’ o perdió el público? Ya es vana. Ni frío ni calor. No hace bien y no hace daño.

Hay informe de educación con la secretaria Leticia Ramírez. Árido como un reporte de gobierno. Breve, pero da tiempo de observar los leones de bronce que están sobre nosotros, en los arcos del techo en el Salón Tesorería, enmarcando a cada lámpara, mirando para un lado y para el otro. Los cuento. Cincuenta y seis leones nos protegen. O nos observan. ‘A según’ cada quien y su conciencia.

De pronto escucho la voz del actor que, en realidad, es al todos vamos a ver. Los demás son, dicho respetuosa y musicalmente hablando, teloneros. Le avisa a quien corresponda de lo que no ha de tener marcha atrás: no condonar impuestos, no corrupción, austeridad republicana, gobierno no es comité al servicio de una minoría rapaz, no se entregan los bienes del pueblo a particulares y el pueblo ya sabe que la democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo: “Irreversible”. “Irreversible”. “Irreversible”. “Irreversible”. “Irreversible”. “Irreversible”. “Irreversible”. ¿Está claro?

Sobre la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum: “Fue lo mejor que le pudo haber pasado al país en este tiempo. Y mujer. De por sí las mujeres son muy trabajadoras, muy responsables, honestas, son muy pocas las mujeres… Iba yo a decir… no”. Se rajó como los valientes. Apenas a tiempo.

“¿Cómo va a ser su primer día ya en su finca?, le pregunta el decano Miguel Reyes Razo. Caminar cinco km diarios, por adentro y a escribir cuatro horas. “Y después de la comida, la hamaca… un baño y otras cuatro horas. Y cuando llegue la noche: 'a escuchar los ruidos de la naturaleza, los grillos, los sapos…'”. Será que va a poner las noticias en la tele, pienso.

Aprovecha la ocasión intermitentemente para recordarnos su propia cuenta regresiva: “yo ya en tres meses, jubilación por completo”. Ya hace hambre. Todos nos hemos ya ganado el pan del día. Él también. Vámonos yendo, que es gerundio.


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  • Carlos Díaz-Barriga
  • Reportero que nació algo tarde. Aficionado al blanco y negro, al disco de acetato, al teatro y a la cultura popular –toda la que se pueda–. Whisky y tequila. Insisto y busco personajes–personajes con más historia que likes. Prefiero la crónica y la entrevista. Todavía creo en la palabra. Y por eso escribo.
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