MONTERREY.- Más de 700 mil personas en Nuevo León dieron su aprobación al candidato Samuel García para ganar la contienda del domingo en las urnas.
Esto representó el 36.6 por ciento de quienes acudieron a votar, que fueron poco más de 2 millones de personas con credencial vigente. Con la lista nominal en la mano lo podemos poner así, eligieron al virtual gobernador de 17 de cada 100 votantes potenciales.
Así Samuel gobernará para todos, a quienes convenció como candidatos y a los que no.
Viene ahora el periodo de transformación de candidato a gobernador. Y vaya que será una gran tarea. Para cuando se escriben estas líneas, se lleva a cabo la celebración en la Macroplaza, con una multitud festiva, amenizada por grupos musicales y un discurso alentador.
Para cuando usted lo lee, seguro se estarán viviendo horas decisivas, con el virtual triunfo en las manos y enfrente de crisis que son ahora la tarea por resolver.
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Todos, candidatos y electores, nos sabíamos el diagnóstico, incluso repetíamos las probables soluciones que escuchamos por tres meses en los discursos, foros y debates. La crisis económica, la del transporte, la de la salud, la de la inseguridad, entre otras.
El domingo, 36.6 por ciento de los votantes decidió encargar esas soluciones a este joven candidato que los convenció con su discurso echado para adelante, coloquial y directo, y ahora, quienes le dieron la encomienda y quienes no lo hicieron, estarán expectantes ante el cumplimiento o lo contrario.
Hoy empieza un nuevo camino para el ganador, quien para ello tendrá que comprender que ya no es candidato. Y eso implica dejar el discurso de confrontación o al menos bajarle a la intensidad de esos mensajes. En su lugar deberá venir el discurso conciliador. Deberá también emplear habilidades de negociación para tender puentes en lugar de poner barreras, e incluso deberá sentarse con lo que llamó “la vieja política”, porque ahí está el reto principal, no hay batalla que se gane solo.
También deberá buscar la armonía con la Federación, aunque en campaña el discurso utilizado llevara un tono de distanciamiento.
El ciudadano, el que voto por él, deberá una vez más comprender que en las campañas se dicen cosas para ganar, que no se toman el pie de la letra.
El candidato deja de serlo, para mutar y ser gobernante.
ard