Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera presidenta de México volviéndose un motivo de orgullo para el país, sin embargo, con su cargo, a todos los mexicanos nos surgió una duda bastante razonable, teniendo en cuenta que en el pasado, todos nuestros líderes habían sido hombres y a sus esposas se les llamaba primeras damas: ¿cómo tendremos que decirle a Jesús María Tarriba, esposo de nuestra mandataria? Aquí te explicamos.
Claudia Sheinbaum está casada desde 2023 con Jesús María Tarriba, un asesor financiero graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se convertirá en el ¿primer caballero de México?... ¿o cuál sería el término para referirnos al esposo de la virtual primera presidenta?
¿Qué es y qué hace la primera dama en México?
A lo largo de la historia de México, a la silla presidencial únicamente habían llegado hombres. Nombres como los de Lázaro Cárdenas, Felipe Calderón, Carlos Salinas de Gortari, Gustavo Díaz Ordaz y Andrés Manuel López Obrador han ocupado el cargo y, junto a ellos, sus esposas, quienes son llamadas “primeras damas”.
No hay un origen específico para decir de dónde viene el término “primera dama”, pero algunas versiones, como la del Oxford English Dictionary, quien cita al escritor LH Sigourney, se refirió de esta forma para hablar de la esposa de George Washington, Martha Washington, cerca de 1790.
Pese a que en el gabinete de un presidente la primera dama no ocupa un puesto oficial, hay quienes apuntan a que su figura sí puede ejercer un poder político equivalente o mayor que los titulares de algunas secretarías, como se explica en el libro Responsabilidad política en el sistema presidencial mexicano, de Daniel Armando Barceló Rojas.
“Ello porque por su vínculo de derecho privado, sin cargo público formal, pueden llegar a ejercer poder político equivalente o aún mayor que los secretarios de despacho en la decisión de la acción de gobierno y en su ejecución, y tener acceso a información política y económica reservada para el titular del Poder Ejecutivo”, se lee.
A raíz de su falta de funciones oficiales, a la primera dama en México se le había dado más una responsabilidad social, como estar presente en actos ceremoniales junto al Presidente o formar parte de órganos públicos honoríficos.
“No reciben emolumento alguno por su actividad oficial en el presupuesto de egresos de la federación, no obstante que su labor ha sido, en la mayoría de los casos, auténticamente de tiempo completo en beneficio de la República. No tienen asignadas competencias en la Constitución, y no están obligadas a otorgar”.
KT