MONTERREY.- Tan sólo por detrás de la Ciudad de México, Nuevo León es el estado del país con la mayor deuda pública.
En tan sólo cuatro sexenios, la cifra se incrementó 13 veces, siendo los últimos dos gobernadores quienes endeudaron a Nuevo León.
El exgobernador Fernando Canales recibió en 1997 una deuda de 6 mil 898 millones 870 mil 694 pesos de sus antecesores Sócrates Rizzo y Benjamín Clariond.
Durante su administración, esta cifra se elevó 39 por ciento, alrededor de 2 mil 743 millones de pesos.
Al terminar su periodo como mandatario estatal, le dejó la deuda pública a Natividad González Parás en 9 mil 642 millones 387 mil 932 pesos.
En la administración priísta del 2003 al 2009, la cifra se duplicó y el Gobierno de Nuevo León incrementó la deuda a 19 mil 229 millones 685 mil 852 pesos.
Los golpes más duros a la deuda pública vinieron en las siguientes dos administraciones, con Rodrigo Medina y el actual gobernador, Jaime Rodríguez Calderón.
Durante sus seis años de gobierno, Medina incrementó la deuda un 205 por ciento, en comparación con la que recibió.
La cifra pasó de 19 mil 229 millones a 58 mil 743 millones 933 mil 881 pesos, es decir, la elevó más de 39 mil millones de pesos.
La administración de Jaime Rodríguez Calderón no desentonó e incrementó tanto la deuda de largo plazo, como la de corto plazo.
De acuerdo al reporte del último trimestre del 2020, el mandatario que llegó al Palacio de Gobierno por la vía independiente tiene la deuda pública actualmente en 80 mil 497 millones 375 mil 244 pesos.
En comparación con la cifra que dejó el exgobernador, Rodrigo Medina, Jaime Rodríguez incrementó la deuda un 37 por ciento, y aunque esto parezca poco, son más de 21 mil 753 millones de pesos.
Para dimensionar la deuda pública del Estado, Nuevo León tendría que deshacerse del 75 por ciento de su Presupuesto de Egresos del 2021 para pagar esta deuda y sacrificar el sueldo de miles de trabajadores de Gobierno, la operatividad de dependencias estatales, organismos autónomos y el desarrollo de infraestructura.
Este es el oscuro panorama que le espera al próximo gobernador o gobernadora de Nuevo León, por lo que sus promesas de campaña deberán ajustarse a los números rojos actuales, o de lo contrario, podrían pasar a estar lista negra de mandatarios que elevaron la deuda pública.
mmr