Sol Salum es una joven residente de Bahía Blanca, quien llegar a su casa el 8 de octubre del 2020 entró en pánico al encontrar una triste escena. Recorrió toda su casa miles de veces sin aceptar que su perro Congo no se encontraba. Revolvía cada una de las habitaciones con la esperanza de encontrarlo escondido en algún lugar y entre lágrimas escuchaba la explicación de los albañiles, quienes se encontraban reparando el portón de la entada, diciendo que fue cuestión de un segundo, que simplemente abrieron el portón y su mascota salió corriendo a toda velocidad.
"Corre muy rápido, así que no pudieron agarrarlo. Para cuando yo llegué a mi casa el perro ya no estaba", le cuenta Sol sobre esa tarde dramática en que nadie podía controlar su angustia.
El evento se presentó a pocos días del primer cumpleaños de Congo, por lo que, con esperanza de encontrarlo y poder celebrar juntos, salió por las calles de la bahía con un gran número de fotocopias de su mascota para repartirlas calle por calle.
La búsqueda ya estaba en marcha y cada vez que le llegaba un llamado de un número desconocido, su corazón se detenía: "Básicamente estuvo todo Bahía compartiendo y compartiendo la foto. Me llamaban de todos lados, algunos ayudando, otros haciendo jodas. También me tocó cruzarme con dos llamadas de unos tipos que querían información mía".
Congo tenía una chapita colgada que Sol había preparado especialmente por si se llegaba a perder. Allí tenía toda la información como para que si alguien lo encontraba rápidamente se comunicara con él: "Hasta tenía un código QR en la chapita, que cuando lo ponías con el celular aparecían mis datos: mi nombre, mi celular, dirección. Así que, para ser sincera, yo esperaba que aparezca ese mismo dia".
Pasó noviembre, pasaron las fiestas y el corazón de Sol cada día estaba más roto. Encima el clima no ayudó en absoluto: "Justo fueron unos meses que llovió, estuvieron las fiestas con los fuegos artificiales, unos partidos de fútbol, que también había pirotecnia". Sin embargo, en su interior ella guardaba algo de fe: "Confiaba en que estaba bien"
Con toda la esperanza mantuvo la búsqueda, y fue así que el 20 de enero, más de tres meses después, Sol tuvo una respuesta. "Me levanté y subí la foto en uno de los grupos de siempre y me pusieron una foto de un perro que estaba desde hacía una semana en un forraje ("Don Paco 5", Rincón 3870) a unos 10 km. de mi casa. Yo, la verdad, para esa fecha ya había ido a ver a unos 50 perros".
El reencuentro
Sol tenía miedo a llevarse otra decepción así que fue sin demasiadas expectativas. "Cuando llegué frené al costado de la ruta, a mano derecha y crucé porque el forraje estaba en frente. No lo vi de entrada a Congo así que ya me estaba desilusionando pero de repente salió de adentro un perro marrón que iba a 'recibir' a una señora que llegaba. Le grité: '¡Congo!'. Y se dio vuelta enseguida... Ahí nomás vino corriendo, se hacia pis encima y me mordía la cara".
Fue todo emoción: lágrimas, abrazos, besos, agradecimiento y la promesa de nunca más volver a separarse. "A la vuelta a casa lo cargué al auto y se durmió. Cada tanto se despertaba asustado pero cuando me veía se volvía a dormir. Fueron 100 días horribles pero por suerte terminó".