Un hombre llamado Antonio Pereira, residente de la ciudad de Palmas en Brasil, se encontró inesperadamente con una sorpresa financiera que lo convirtió en millonario de la noche a la mañana.
Al acceder a su cuenta bancaria, Antonio descubrió con asombro que tenía depositados más de 132 millones de reales, la moneda nacional brasileña, lo cual equivale aproximadamente a 470 millones de pesos mexicanos.
En lugar de dejarse llevar por la emoción y la tentación de una fortuna inesperada, Antonio decidió actuar con honestidad y devolver el dinero a su legítimo propietario, consciente de que no tenía ningún derecho a retenerlo.
"Nunca he visto dinero así en mi vida y nunca lo conseguiré en mi vida, solo si gano en el mega sena (lotería brasileña) y no juego. Así que es difícil", dijo Antonio a un medio local.
Antonio, quien es padre de cuatro hijos y abuelo de 14 nietos, actualmente trabaja como conductor turístico sin tener ingresos estables. Su situación económica era precaria, y antes de este acontecimiento, su cuenta bancaria solo registraba un saldo de 227 reales (alrededor de 800 pesos), que había ganado con el fruto de su trabajo arduo.
Al percatarse del error bancario, Antonio se puso en contacto con su institución bancaria privada, responsable del fallo al no realizar correctamente la transferencia a otra entidad externa, lo cual resultó en el beneficio accidental para él.
La tentación de mantener la fortuna recién adquirida pudo haber sido abrumadora, pero Antonio afirma que su conciencia permaneció en paz durante todo el proceso, nunca considerando quedarse con el dinero que no le pertenecía.
"No pensé ni un segundo en hacer el mal, soy una persona muy honesta, solo quiero lo que es mío", presumió.
Además, una abogada brasileña advierte sobre las implicaciones legales que podría enfrentar Antonio si intentara quedarse con el dinero. La especialista Paula Dângelo destaca que tanto desde el punto de vista penal como civil, existen consecuencias graves para este tipo de acciones.
En el ámbito penal, se trataría de un desfalco, mientras que en lo civil se consideraría un enriquecimiento ilícito al utilizar fondos que no le pertenecen. Aunque Antonio se encuentra feliz con la situación y agradecido por la sorpresa, comprende que utilizar el dinero de manera indebida constituiría un delito.