En febrero de 1692, hace 331 años, comenzó la cacería de brujas en colonias británicas de Estados Unidos. Estas cacerías dejaron al menos 19 muertos, 150 encarcelamientos y el robo de propiedades de las supuestas brujas de Salem. Aquí te contamos la historia.
Todo comienza en Europa, en el siglo XVII, en aquel entonces miles de mujeres murieron quemadas en la hoguera ya que eran acusadas de brujería. Incluso las sometían a torturas, y esto se extendió a América en el año 1620, de acuerdo con National Geographic.
Fue en ese año cuando los colonos procedentes de Inglaterra y Países Bajos llegaron a la Nueva Inglaterra, fundando colonias en Conneticut, Boston y Springfield, donde reportaron más de 20 casos de brujería. Pero nada fue tan cruel e impactante como lo que ocurrió en la localidad de Salem, en Massachusetts.
De la santidad a la brujería
En la localidad de Salem residía el reverendo Samuel Parris, quien vivía con sus tres hijos: Thomas, Elizabeth y Susannah. Así como con su sobrina Abigail Williams, que había perdido a sus padres tras ser asesinados por indios. Además, la pequeña familia contaba con una esclava llamada Tituba, que estaba casada con John Indian, el cual se encargaba del cuidado de los menores.
El reverendo Parris era descrito como un hombre “obsesionado por ganarse el amor de Dios”, según National Geographic. Pero también buscaba obtener el respeto de los habitantes de Salem, incluso si su familia carecía de amabilidad.
En febrero de 1692 comenzaron a suceder hechos extraños en esta localidad, ya que según testimonios, aparecían niñas desnudas que encendían velas en el claro del bosque, porque supuestamente estaban invocando demonios mientras se frotaban de manera lasciva. Lo anterior puso en alerta a todos los vecinos.
Hay que destacar que la esclava Tituba, adoraba contar historias de terror a las hijas de Parris, incluso se dice que practicaba rituales de vudú, sin embargo, no imaginó que esto despertaría la imaginación de Abigail y Elizabeth, quienes fueron sorprendidas bailando desnudas en el bosque. Con ellas estaba Tituba, que en un caldero realizaba rituales de vudú de los Barbados, su tierra natal.
Las brujas de Salem
Tras esto, Abigail y Elizabeth comenzaron a sufrir convulsiones, a tener ataques de llanto, comportamientos calificados como bestiales y a pronunciar palabras o frases sin sentido. Además, según algunas crónicas, se dice que las niñas intentaron ocultar sus juegos sexuales a los que se unió Ann Putnam, una menor de 12 años, procedente de una familia rica.
Ann avivó los prejuicios de los pobladores de Salem al decir que había luchado contra una bruja que quería decapitarla, y a esto se unió el doctor William Griggs, que dijo no haber ningún problema físico en las menores que justificara sus erráticos comportamientos.
Cabe mencionar que toda la población de Salem, incluyendo al reverendo y padre de Elizabeth, creían en las brujas por lo que las niñas rápidamente acusaron a Tituba de iniciarlas en ritos satánicos.
Para comprobar esto, hicieron que el esposo de Tituba realizará un brebaje con harina de centeno y orina de bebé, el cual se le dio a beber a un perro. Si el animal presentaba los mismos síntomas que las menores, entonces quedaría comprobado que Tituba era la culpable.
El castigo a las brujas de Salem
En 1692, a manos de los magistrados Jonathan Corwin y John Hathorne, comenzaron a dictaminar las supuestas posesiones diabólicas, por lo que presionaron a las niñas para que dijeran quién era el culpable.
La primer acusada, como se dijo anteriormente, fue Tituba, quien para salvarse de las torturas comentó que había visto al diablo, que pasó su dedo por las hijas del reverendo, por Ann Putnam, Sarah Osborne y Sarah Good. Incluso dijo que un hombre misterioso le entregó un libro donde figuraban todos los nombres mencionados.
Tituba fue condenada a prisión, mientras que Sarah Osborne, una anciana, y Sarah Good, una indigente, fueron ahorcadas al proclamarse inocentes. También fue torturada Martha Corey, aun sin justificación.
Posteriormente siguieron más acusaciones sin fundamentos, mientras que el reverendo y sus hijas se fueron lejos de ahí, aunque de Abigail se perdió el rastro. Mientras que Ann fue sentenciada a la horca junto con su familia.
La supuesta verdad
Varios historiadores, según National Geographic, la razón del extraño comportamiento de las menores pudo ser una intoxicación con centeno, con el que se elabora pan, pero este posee una toxina de la que se deriva el LSD. Pero la histeria colectiva y los pocos avances en medicina, no ayudaron a que los pobladores de Salem vieran la supuesta verdad.
MRG