En el otoño de 1988, en las vísperas de lo que sería la Guerra de los Balcanes de finales del siglo XX, Predrag Jerkovic es un joven serbio cuyo mundo gira en torno al equipo de futbol Estrella Roja, pero su vida da un giro inesperado cuando se une a la milicia.
Esta es una de las premisas de “Predrag. El Último Tigre de Belgrado” (Fondo de Cultura Económica), del regio-tijuanense Daniel Salinas Basave, quien presentó esta obra en la UANLeer.
¿Dónde nace "Predrag"?
La idea de Predrag nació un caluroso mediodía en Mexicali en 2010 cuando vi la noticia de un partido eliminatorio entre Italia y Serbia que fue suspendido al minuto seis por la extrema violencia de los hinchas balcánicos en la tribuna. Aquella vez la policía italiana apresó a un gigantón encapuchado que además de las águilas bicéfalas traía unos tatuajes de los Tigres de Arkan. La imagen inspiró al personaje.
Predrag es un personaje ficticio, pero quienes lo rodean son reales. También el contexto en el que se desenvuelve. La historia de los Tigres de Arkan no es una leyenda. Es crudamente real.
Platícanos de esa combinación de futbol y el tema bélico en tu obra…
Me apasiona el futbol, pero además de la fascinación que siento por el juego, me interesa muchísimo ese peligrosísimo matrimonio entre radicalismos políticos y fanatismo futbolero, algo que se da muchísimo en Europa, donde no pocos equipos en diferentes ligas tienen seguidores ultraviolentos que se identifican con tal o cual bandera política.
Los ejemplos son muchos y muy diversos. El tema lo había explorado ya anteriormente en otras narraciones como el cuento “Dilemas de zurdos y fachos”, incluido en “Días de whisky malo”, que narra la vida de un hincha fascista de la Lazio de Roma en contraposición a la vida de un hincha anarquista del Livorno.
El caso del futbol balcánico es posiblemente el más radical, porque se llegó al extremo de que un grupo de aficionados ultraviolentos del Estrella Roja de Belgrado fueron cooptados y transformados en el comando paramilitar de exterminio más sanguinario de la guerra balcánica.
¿Cómo trabajaste a nivel lenguaje este libro?
Me decanté por la narración en segunda persona que ya había utilizado en la novela “Vientos de Santa Ana” y en el cuento “Corona de muerto”, entre otros trabajos. Me gusta mirar a los ojos al personaje y hablarle.
Me siento cómodo haciéndolo. Eso sí, debo admitir que la prosa es muy seca y cruda. Ni pizca de afanes poéticos o musicalidad. Si fuera música, Predrag sería hardcore punk sin virtuosismo alguno, sin complicaciones ni pretensiones. Una historia de violencia y radicalismo.
¿De dónde sale esa variedad temática de tu obra conjunta?
Gran parte sale de las calles de Tijuana y por ello muchas de mis ficciones ocurren en la frontera bajacaliforniana y tienen a reporteros como personajes principales. Pero también sale de mi afición al futbol, a la historia, a las guerras, al rock.
Muchas de mis historias tienen como escenario a Baja California, pero “Predrag” se desarrolla en la ex Yugoslavia. Tengo también un cuento futbolero tragicómico llamado “Infortunios de un ovejero kazajo”, que transcurre en Kazajistán.
rcm