La muerte de tú perro es tan dolorosa como la de un familiar

Para muchas personas, el vínculo afectivo entre ellos y sus mascotas es tal, que cuando parten es un hecho muy doloroso.

La muerte de tú perro es tan dolorosa como la de un familiar
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ESPECIAL. - El perro es el mejor amigo del hombre, de la mujer. La mascota que se vuelve parte de la familia es por eso por lo que cuando parten es tan doloroso como cuando fallece un familiar.

Estudios confirman que la muerte de una mascota, algunas veces, suele ser más dolorosa que la de un humano, incluso más difícil de superar, todo esto dependiendo de la cercanía. El vínculo con nuestras mascotas es tan fuerte, que es muy parecida –o completamente igual– a la que tenemos con las personas.

Las mismas hormonas y sustancias químicas que nos hacen sentir amados y conectados con otros humanos se liberan en nuestro cerebro cuando vemos a nuestro amigo canino; así pasamos los años a su lado que ya no es indiferente de nuestra familia, pues ahora es parte de ella y un ser sumamente especial. Pero ¿por qué entonces podemos tardar más en superar a nuestra mascota que a un humano? 

La respuesta es porque cuando un familiar humano muere, nos tomamos un proceso de duelo; faltamos al trabajo, dejamos de hacer actividades unos cuantos días, hay personas que nos acompañan en nuestro dolor, tenemos apoyo emocional y, a veces, hasta buscamos ayuda profesional. Con nuestras mascotas no es el mismo proceso, la mayoría de las personas responden con “lo superarás, sólo era un perro”, no hay permiso en el trabajo para tomarnos unos días y los demás no ven la situación de la misma forma que nosotros por lo que nos reprimimos de emociones y de lidiar con el dolor. 

Según la psicóloga Julie Axelrod, parte del duelo está relacionado con la pérdida de un amor incondicional, además de la alteración de una rutina y de la compañía de “alguien”. La pérdida de una mascota conduce a una gran interrupción de nuestra rutina diaria, a veces mucho más que la de una persona. Programamos nuestro día alrededor de nuestro perro, nos vamos y él se queda, llegamos y él nos recibe, es nuestra compañía y nuestro confidente, entonces cuando perdemos todo este orden nos sentimos completamente perdidos. 

Lo mejor es que vivamos el duelo de nuestra mascota, que seamos comprensivos con nosotros mismos y, si es necesario, acudamos a terapia. Debemos darle la importancia que nosotros creemos que merece y enfrentarlo como se hace con cualquier pérdida, pues también era un ser querido que nos duele dejar ir.

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ESPECIAL. - El perro es el mejor amigo del hombre, de la mujer. La mascota que se vuelve parte de la familia es por eso por lo que cuando parten es tan doloroso como cuando fallece un familiar.

Estudios confirman que la muerte de una mascota, algunas veces, suele ser más dolorosa que la de un humano, incluso más difícil de superar, todo esto dependiendo de la cercanía. El vínculo con nuestras mascotas es tan fuerte, que es muy parecida –o completamente igual– a la que tenemos con las personas.

Las mismas hormonas y sustancias químicas que nos hacen sentir amados y conectados con otros humanos se liberan en nuestro cerebro cuando vemos a nuestro amigo canino; así pasamos los años a su lado que ya no es indiferente de nuestra familia, pues ahora es parte de ella y un ser sumamente especial. Pero ¿por qué entonces podemos tardar más en superar a nuestra mascota que a un humano? 

La respuesta es porque cuando un familiar humano muere, nos tomamos un proceso de duelo; faltamos al trabajo, dejamos de hacer actividades unos cuantos días, hay personas que nos acompañan en nuestro dolor, tenemos apoyo emocional y, a veces, hasta buscamos ayuda profesional. Con nuestras mascotas no es el mismo proceso, la mayoría de las personas responden con “lo superarás, sólo era un perro”, no hay permiso en el trabajo para tomarnos unos días y los demás no ven la situación de la misma forma que nosotros por lo que nos reprimimos de emociones y de lidiar con el dolor. 

Según la psicóloga Julie Axelrod, parte del duelo está relacionado con la pérdida de un amor incondicional, además de la alteración de una rutina y de la compañía de “alguien”. La pérdida de una mascota conduce a una gran interrupción de nuestra rutina diaria, a veces mucho más que la de una persona. Programamos nuestro día alrededor de nuestro perro, nos vamos y él se queda, llegamos y él nos recibe, es nuestra compañía y nuestro confidente, entonces cuando perdemos todo este orden nos sentimos completamente perdidos. 

Lo mejor es que vivamos el duelo de nuestra mascota, que seamos comprensivos con nosotros mismos y, si es necesario, acudamos a terapia. Debemos darle la importancia que nosotros creemos que merece y enfrentarlo como se hace con cualquier pérdida, pues también era un ser querido que nos duele dejar ir.

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ESPECIAL. - El perro es el mejor amigo del hombre, de la mujer. La mascota que se vuelve parte de la familia es por eso por lo que cuando parten es tan doloroso como cuando fallece un familiar.

Estudios confirman que la muerte de una mascota, algunas veces, suele ser más dolorosa que la de un humano, incluso más difícil de superar, todo esto dependiendo de la cercanía. El vínculo con nuestras mascotas es tan fuerte, que es muy parecida –o completamente igual– a la que tenemos con las personas.

Las mismas hormonas y sustancias químicas que nos hacen sentir amados y conectados con otros humanos se liberan en nuestro cerebro cuando vemos a nuestro amigo canino; así pasamos los años a su lado que ya no es indiferente de nuestra familia, pues ahora es parte de ella y un ser sumamente especial. Pero ¿por qué entonces podemos tardar más en superar a nuestra mascota que a un humano? 

La respuesta es porque cuando un familiar humano muere, nos tomamos un proceso de duelo; faltamos al trabajo, dejamos de hacer actividades unos cuantos días, hay personas que nos acompañan en nuestro dolor, tenemos apoyo emocional y, a veces, hasta buscamos ayuda profesional. Con nuestras mascotas no es el mismo proceso, la mayoría de las personas responden con “lo superarás, sólo era un perro”, no hay permiso en el trabajo para tomarnos unos días y los demás no ven la situación de la misma forma que nosotros por lo que nos reprimimos de emociones y de lidiar con el dolor. 

Según la psicóloga Julie Axelrod, parte del duelo está relacionado con la pérdida de un amor incondicional, además de la alteración de una rutina y de la compañía de “alguien”. La pérdida de una mascota conduce a una gran interrupción de nuestra rutina diaria, a veces mucho más que la de una persona. Programamos nuestro día alrededor de nuestro perro, nos vamos y él se queda, llegamos y él nos recibe, es nuestra compañía y nuestro confidente, entonces cuando perdemos todo este orden nos sentimos completamente perdidos. 

Lo mejor es que vivamos el duelo de nuestra mascota, que seamos comprensivos con nosotros mismos y, si es necesario, acudamos a terapia. Debemos darle la importancia que nosotros creemos que merece y enfrentarlo como se hace con cualquier pérdida, pues también era un ser querido que nos duele dejar ir.

 

 

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