Al sur de Estados Unidos surgió una historia peculiar protagonizada por una mujer migrante, de origen venezolano, que advertía cuidarse de las personas originarias de México, debido a que la música que escuchaban le causaba “dolor de cabeza”.
Al llegar, encontró empleo en un restaurante donde su experiencia laboral se combinó con las raíces culturales de sus compañeros mexicanos, por lo que continuamente conocía más de sus tradiciones y hábitos.
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Lo curioso es que el elemento distintivo no fue la comida ni la bebida, sino la música regional mexicana. En ese restaurante, los empleados, en su mayoría mexicanos, compartían un "cachito" de su identidad a través de melodías que, para muchos, se convertían en el bálsamo que alegraba sus días.
Sin embargo, la mujer migrante inicialmente no compartía ese sentimiento, al principio, el sonido de la música regional mexicana le provocaba dolores de cabeza, desatando una especie de "alerta" en su mente.
Migrante advierte cuidado con los mexicanos
Por lo que decidió advertir a otros sobre la experiencia de convivir con personas nacidas en México, aunque sus motivos eran distintos. Con el tiempo, descubrió que sus colegas mexicanos eran apasionados de sus creaciones musicales, y la contagiosa alegría de sus ritmos empezó a surtir efecto en ella.
Con el pasar de las semanas, la mujer migrante experimentó una transformación sorprendente. Lo que en un principio le resultaba molesto se convirtió en un gusto inesperado. Confesó haber creado su propia playlist con canciones de Fuerza Regida, Grupo Frontera y muchos otros artistas que solían sonar en el restaurante.
"Tengan mucho cuidado con los mexicanos. Desde la mañana hasta la noche, escuchaban pura música mexicana como cumbia, banda, corrido... yo salía con dolor de cabeza de ese restaurante". Sin embargo, con el tiempo, su percepción cambió radicalmente: "Me creaba playlist en mi teléfono de todas las canciones que me gustaban... incluido Fuerza Regida, Grupo Frontera... se ganó mi corazón, entonces tengan cuidado con los mexicanos por esto".
Migrante termina enamorada de la música mexicana
La mujer migrante, inicialmente desencantada con la música mexicana, expresó su deseo de que cambiaran el género musical en el restaurante, anhelaba ritmos como salsa, merengue o guaguancó, que pudieran "devolverle" las ganas de vivir.
Sin embargo, la ironía se hizo evidente cuando, con el paso del tiempo, fue conquistada por el contagioso encanto de la música regional mexicana, advirtiendo a los demás: "cuidado con los mexicanos, porque se te meten en la cabeza y en el corazón".
ERV