El Día de Muertos es una de las festividades más emblemáticas de México, una celebración que honra a los seres queridos que han partido.
Ofrendar a nuestros difuntos es una tradición que viene desde nuestros antepasados indígenas, sin embargo, posteriormente se volvió una mezcla de esta cultura y la cultura europea: así, la cultura indígena aportó a este ritual el sahumerio con copal, la comida y la típica flor de cempasúchil.
En este contexto, la ofrenda es el corazón de esta tradición, donde se colocan diversos elementos simbólicos para recibir a las almas de los difuntos. Uno de esos elementos es la sal, que juega un papel crucial en la ofrenda, tanto por su significado como por su función práctica.
¿Qué significado tiene la Sal en el altar de muertos?
La sal ha sido un símbolo de purificación y preservación a lo largo de la historia. En muchas culturas, se asocia con la vida y la muerte, ya que es un mineral esencial para la supervivencia. En la tradición mexicana, la sal en la ofrenda representa la purificación del alma. Se cree que al colocar sal, se ayuda a los difuntos a limpiarse de cualquier impureza que hayan acumulado en su viaje por el más allá. Esta idea de purificación es fundamental, ya que se busca que las almas de los muertos regresen a casa sin lastres, permitiendo una conexión más profunda con los vivos.
En el contexto de la ofrenda, la sal también simboliza la tierra, uno de los cuatro elementos fundamentales en la cosmovisión mesoamericana. Al ser un componente natural, su presencia en la ofrenda ancla la celebración en la realidad terrenal, recordando que, aunque los muertos han partido, su esencia y memoria siguen presentes entre los vivos. La sal se convierte así en un puente entre ambos mundos, facilitando el regreso de las almas y el contacto con los seres queridos.
Además de purificar, la sal también tiene un papel protector. En muchas tradiciones, se considera que la sal tiene la capacidad de alejar las energías negativas. Al colocarla en la ofrenda, se busca proteger a las almas que regresan de posibles influencias malignas o de la tristeza que puedan llevar. Este aspecto de la sal resalta la importancia de crear un ambiente seguro y acogedor para los espíritus, asegurando que su visita sea una celebración y no una carga.
La sal es un condimento esencial en la cocina mexicana, y su inclusión en la ofrenda también tiene un sentido práctico. Se cree que los difuntos, al regresar a visitar a sus familias, pueden disfrutar de los platillos que se les han preparado. La sal, por lo tanto, se convierte en un recordatorio de los sabores y aromas de la vida que compartieron con sus seres queridos. Este aspecto de la ofrenda es crucial, ya que se busca que los difuntos sientan que su legado y sus tradiciones continúan vivos a través de las comidas que se les ofrecen.
Finalmente, la inclusión de la sal en la ofrenda no es solo una cuestión estética; es un símbolo multifacético que abarca purificación, protección y conexión con la vida. Su presencia en la mesa de ofrendas refuerza la idea de que la muerte no es un final, sino una continuidad de la relación con aquellos que han partido. Al ofrecer sal, se reconoce el ciclo de la vida y se celebra la memoria de los difuntos, asegurando que su esencia perdure en las tradiciones familiares.
GB