A menos de 2 meses de que arranque el 2025 y con él, los famosos propósitos de año nuevo, uno de los más comunes que es mejorar la condición física y tener hábitos más saludables, por lo que asistir a un gimnasio como Smart Fit es una elección popular, pero que ha llevado a algunos de sus clientes hasta el Buró de Crédito.
Smart Fit una cadena de gimnasios que ofrece instalaciones y equipo , apoyados de instructores que te guiarán si es tu primera vez que acudes a ejercitarte, pero antes de inscribirte considera que son varios usuarios quienes han externado malas experiencias, sobre todo al momento de querer cancelar la suscripción.
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Cómo funciona el Smart Fit
El concepto de este gimnasio con más de mil 400 unidades de entrenamiento en 15 países de América Latina, es pro medio de una suscripción mensual, la cual aumenta de precio conforme mejoran los beneficios que ofrecen. Para poder inscribirse es necesario domiciliar el monto de la mensualidad a una tarjeta para que este se haga de forma automática.
Además, se debe pagar en fechas establecidas, como el 1, 10 o 20 de cada mes, así como el pago de la inscripción al momento de contratar que va de los 29 a los 49 pesos.
Así como el mantenimiento anual de 699 pesos que se paga una vez al año, en la misma fecha cada año, y es independiente de la antigüedad del plan. Se carga automáticamente el primer día hábil del tercer mes después de la inscripción o reincorporación.
“Un gimnasio me metió al Buro de Crédito”
A través de su TikTok, un joven de Guanajuato contó si experiencia al inscribirse a la red de gimnasios, en el cual no aceptan los pagos en efectivo, por lo que se firma un contrato en el que se les facilita el número de una tarjeta de crédito o débito en la que se pueda cobrar mensualmente.
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“Llegué al gimnasio a inscribirme y me enseñaron que tenían como tres planes, que no sé que diferencia había, pero prácticamente costaban casi lo mismo. Me gusto y me llamó la atención porque se miraba muy limpio, con las maquinas nuevas y todo estaba muy bonito. La atención me pareció muy agradable y total que si me inscribo”.
Por la urgencia y por el buen trato, el joven se inscribió, otorgando sus datos bancarios, “aquí fue donde empezó todo mal”, pues lo penalizaron por supuestamente azotar una barra al suelo, razón por la que decidió cancelar la suscripción unos meses después.
Luego de cancelar la suscripción no se le avisó que se le cobraría un mes más, el cual generó intereses y un incumplimiento de pago que lo llevó a una mala calificación en el Buró de Crédito y a no poder obtener un préstamo en el banco, ya que la deuda ascendía a 5 mil 800 pesos.
“Tardaron un poco, pero si me cancelaron la suscripción y todo bien, pero algo que no me dijeron es que me iban a seguir cobrando un mes extra, como no me avisaron, yo cancelé la tarjeta y me siguieron cobrando como si no hubiera pagado”.
Luego de llevar su caso hasta un abogado, fue el gimnasio quien compensó al no haber avisado ni especificado esa regla.
Así como este caso, son varias las denuncias por la domiciliación, el abuso en los cobros del mes en el que se decide cancelar, así como el cobro de la anualidad sin previo aviso; sin embargo, todos estos puntos se encuentran dentro del contrato que se firma virtualmente, aunque en la página de internet no se especifica cual es el documento que incluye el contrato, ya que aparecen alrededor de 18 archivos.
KGA