Taquería pide a empleados confesar sus pecados ante un sacerdote

Este negocio era investigado por presuntamente quedarse con las propinas de los trabajadores y no pagar las horas extras.

Taquería pide a empleados confesar sus pecados ante un sacerdote. | Especial
Estados Unidos /

Una taquería se volvió viral luego de que llevara un sacerdote a sus instalaciones para que sus empleados confesaran sus pecados, negocio que era investigado presuntamente por quedarse con las propinas de los trabajadores y no pagar las horas extras.

La taquería Garibaldi ubicada en California del Norte, Estados Unidos, era administrada por Eduardo Hernández, Hector Manuel Martínez Galindo y Alejandro Rodríguez, a quienes un juez federal del Distrito Este de California les ordenó pagar 140 mil dólares (2 millones 396 mil 919 pesos mexicanos) en salarios atrasados y daños a los empleados del restaurante como parte de un acuerdo en el caso.

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  • Nacional Redacción

Una de las trabajadoras llamada María Parra relató que un sacerdote llegó al local para escucharlos confesar sus pecados, sin embargo, el religioso les hizo preguntas extrañas sobre su vida personal.

“Me preguntó si alguna vez me detuvieron por exceso de velocidad, si bebí alcohol o si había robado algo. El sacerdote tenía principalmente preguntas relacionadas con el trabajo, lo que me pareció extraño. El sacerdote me preguntó si había robado algo en el trabajo, si llegué tarde a mi empleo, si hice algo para dañar a mi empleador y si tenía alguna intención con mi empleo”.

Otro de los empleados indicó que el restaurante le avisó sobre la presencia del religioso, quien estaba ahí para escuchar sus pecados.

Además, señaló que cuando inició la investigación fueron amenazados con tomar acciones migratorias si hablaban sobre la dinámica que ocurría en la taquería, de acuerdo con Marc Pilotin, procurador regional del trabajo.

“Bajo juramento, un empleado de Taquería Garibaldi explicó cómo el restaurante le ofreció a un supuesto sacerdote que escuchara los 'pecados' de su lugar de trabajo, mientras que otros empleados informaron que un gerente afirmó falsamente que la investigación del departamento plantearía problemas de inmigración”.

Y agregó: “Los despreciables intentos de este empleador de tomar represalias contra los empleados tenían como objetivo silenciar a los trabajadores, obstruir una investigación e impedir la recuperación de los salarios impagos”.

Por su parte, la investigadora Raquel Hernández indicó que utilizar a un párroco fue parte de una estrategia para poder controlar a los empleados. “Sintieron que Eduardo trajo al cura para intimidarlos”.



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