En la ciudad de León es muy conocida la frase ‘echar reja’, término utilizado en la actualidad para referirse a quienes con una intención romántica visitan a sus parejas de manera cotidiana, pero este tiene su origen en una antigua tradición, aquí te contamos más.
Posiblemente para quienes no pertenezcan a zonas cercanas al bajío este concepto no tenga sentido, pero lo cierto es que aunque su uso sea muy común en León, la tradición es propia de varias zonas en el estado de Guanajuato, así como en Jalisco.
La tradición de ‘echar reja’ habla más de una intención de cortejo, por lo que con las costumbres de los años 40’s se hizo popular esta acción en donde los pretendientes se acercaban a la casa de las jovencitas para conversar y llegar así a concretar un noviazgo; un punto importante en esto es que las damas no debían salir de casa, por lo que quedaba como única opción el asomarse por el balcón o la ventana, misma que se encontraba entre rejas.
Muy a pesar de las limitantes de la pareja de enamorados para el desarrollo de su romance a través de las rejas, debían aún lidiar con la intromisión de los padres o hermanos de la joven en cuestión, pues estos simplemente podían llegar y acompañados de algunos insultos interrumpir la plática aventando macetas, agua o hasta piedras al joven enamorado.
El siguiente paso en la relación se daba cuando el novio acudía con los padres de la joven en compañía de sus propios padres y el señor cura con la intención de pedir la mano de la novia; de aceptar la propuesta los padres de esta, se empleaba entonces otro término popular… que la joven ya estaba ‘pedida y dada’; tras esto se ponía un plazo de 30 a 40 días para la realización de la boda.