El trajín de un mundo globalizado y las altas expectativas profesionales que han surgido en las últimas generaciones de jóvenes adultos como la “Z”, quienes nacieron alrededor de los primeros años de los 2000s, pudieran ser algunas de las razones de que haya emergido algo llamado “situationship”.
Reemplazando la relación amorosa tradicional, la situationship o “situación amorosa”, relega el proyecto a futuro de pareja, manteniendo el concepto del involucramiento de personas en un tema físico y emocional.
De acuerdo con expertos en la materia, esta forma de relacionarse que ha abundado en la llamada generación Z, cubre necesidades referentes al sexo, la intimidad, pero también otros temas más emocionales como el romance y la compañía, aunque se ubica en un termino medio entre una relación de amistad o fugaz, y una relación formal que podría prever en algún punto la conformación de una familia.
La situationship a su vez ha incrementado el rechazo de los jóvenes a la estructura lineal de las relaciones amorosas o afectivas, es decir que la expectativa en ellas es que termine en un compromiso mayor como el matrimonio, lo cual va quedando en el olvido para ciertas sociedades.
Asimismo, otro estudio realizando en estudiantes universitarios norteamericanos, mostró que la generación Z es la que más rechaza un compromiso en una relación amorosa, pues enfocan su futuro en su crecimiento personal, ya sea en el ámbito profesional o en otros, alejándose del constructo del desarrollo conjunto en pareja.
Rasgos como estos han sido propiciados en cierta medida por el ambiente general global, donde en muchas sociedades hay inestabilidad económica, política y por ende social, escenarios reforzados tras una época inédita de pandemia con el Covid-19.
Expertos concuerdan que la razón de esta decisión se basa en que estos postmilenials quieren evitar los posibles riesgos del apego emocional, pero sin llegar a desatender sus necesidades físicas y emocionales, anteponiendo siempre en primer lugar su educación y profesión.
¿Hay riesgos?
De acuerdo a diversos expertos, este concepto dinámico o pragmático del amor o las relaciones afectivas podría tener algunas consecuencias negativas para quienes deciden adoptarla.
La idea de que una situationship funciona como la mejor forma de ser radicalmente honesto y transparente no siempre se amolda a la realidad. En muchos casos, se torna difícil que ambas partes lleguen a alinearse del todo y coincidir, resultando en una probable ruptura.
También, el miedo al cambio podría camuflarse tras una aparente actitud liberal y perjudicar emocionalmente a las personas involucradas.
Pese a ello, la situationship está ganando cada vez más terreno entre los jóvenes adultos de sociedades sobre todo occidentales como las de Estados Unidos o México, que buscan alternativas a las tradicionales relaciones de pareja.
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