Una mujer de Buenos Aires, Argentina, se ha encargado de rescatar y curar aves que se encuentran en peligro, durante más de seis años, y le ha dado refugio y alimento a más de 500 pájaros.
Se trata de Daniela Festorazzi, también conocida como ‘Nani’, una mujer de la provincia de Lanús, quien hace años encontró a una paloma herida en la calle, y al comienzo no sabía qué hacer para salvarla.
“No sabía a dónde llevarla, qué hacer o qué darle de comer. Me di cuenta de que no hay nada de información al respecto. Me encontré con un mundo súper difícil”, comentó Nani.
La mujer explicó que llevó a la paloma a un veterinario y posteriormente la cuidó, incluso le puso de nombre “Susana”, y cuando mejoró, la dejó irse libremente. Sin embargo, señaló que algunas personas le advertían que no debía salvar al ave.
“Todos me decían que me iba a morir o que me iba a enfermar, que me iba a contagiar alguna enfermedad, me metían miedo y presión. Claramente no les hice caso, la llevé a un veterinario, la cuidé y la pude liberar”, dijo la mujer.
Nani platicó que la primera paloma que rescató, Susana, regresó a la puerta de la tienda de alimentos naturales donde trabaja y empezó a llorar inmediatamente después de que la reconoció.
“La reconocí y no lo podía creer, me puse a llorar y le di unas semillas. Ahí me di cuenta que ellas sienten y entienden como cualquier animal”, explicó Daniela.
De acuerdo a la mujer, no es sencillo que alguien se contagie de una enfermedad por atender a un ave: “yo rescaté alrededor de 500 aves, las tengo en mi casa y nunca me contagié de nada”.
Nace una salvadora de aves
A partir de ese momento, Daniela buscó profesionales y se fue capacitando poco a poco acerca de lo que necesitaba saber sobre las aves. Trabaja con la ayuda de un médico veterinario experto en estos animales.
Hasta ahora, Nani no únicamente convive con palomas, sino que también tiene más de 30 aves de distintas especies en su hogar. Cuenta con dos rapaces, dos gavilanes mixtos que quedaron discapacitados, un loro, gallos, cotorras y una catita chirirí, ente otras.
“Algunas están en tratamiento y las tengo hasta que estén en condiciones de soltarlas, pero otras quedaron discapacitadas, por ejemplo, por un disparo, y ya se instalaron acá”, detalló Daniela.
AA