El enfrentamiento histórico del príncipe Enrique el martes con la empresa editorial de un tabloide británico expuso sus profundas sospechas de la prensa, pero ofreció pocas pruebas concretas para respaldar las acusaciones de espionaje telefónico que, según él, causó tanta angustia en su vida.
El duque de Sussex se convirtió en el primer integrante de alto rango de la familia real en testificar en más de un siglo mientras sostenía una Biblia en su mano derecha y, en voz baja, juró decir “toda la verdad y nada más que la verdad” en el Tribunal Superior en Londres.
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Enrique acusa al editor del Daily Mirror de utilizar técnicas ilícitas a “escala industrial” para obtener primicias de primera plana sobre su vida.
Vestido con un traje oscuro y corbata mientras estaba sentado en el banquillo de los testigos, Enrique le dijo al abogado de Mirror Group Newspapers, Andrew Green, que había “experimentado la hostilidad de la prensa desde que nací”. El príncipe acusó a los tabloides de jugar “un papel destructivo en mi crecimiento”.
Green se disculpó por el único caso en que Mirror Group admitió haber contratado a un investigador privado para descubrir información de Enrique, que no estaba entre los reclamos que presentó. Mirror Group niega o no admite sus otras acusaciones.
Green reconoció que el duque había “vivido una vida de intrusión” de los tabloides, y luego, en un tono comprensivo, se dispuso a desarmar su caso.
La furia de Enrique con la prensa del Reino Unido recorre su libro de memorias, “Spare: En la sombra”. Enrique culpa a los paparazzi por causar el accidente automovilístico que mató a su madre, y dijo que la intrusión de la prensa del Reino Unido, incluidos artículos supuestamente racistas, lo llevaron a él y a su esposa, Meghan, a emigrar a Estados Unidos en 2020 y deja atrás su vida con la realeza.
Enrique dijo que los artículos hicieron que se deprimiera y se volviera paranoico, que desconfiara de sus amigos, de quienes temía que estuvieran dando información a los medios. Su círculo de amigos se redujo, las relaciones se desmoronaron y se sintió constantemente en la mira de los periodistas que iban dando forma al relato de su vida.